domingo, 4 de diciembre de 2016

jlfg - pág. 397
   
Pareciera que cada vez hay más impaciencia…, pero es la tolerancia, la comprensión, el ponerse en el lugar del otro el camino de la paz. La paz no existe si no la construimos todos juntos. No se impone, no se compra ni solamente se recibe.



     El mejor camino para acercarse a la verdad es el silencio, no la discusión. Las palabras no son capaces de contener la verdad; y ésta no reside en la tensión sino en la paz.  Y tampoco reside en uno solo sino en todos.



     Quien logra tener no ha alcanzado la meta… le falta la que lo vuelve humano: compartir. Olvidar esto es olvidarnos de nuestra esencia, y volvernos seres muy extraños y hasta enemigos unos de otros por causa del tener.



     Explotar al otro tiene el mismo carácter que robar. Es la hipocresía la que se encarga de aplaudir a unos y condenar a otros, pero en el daño no hay diferencia. Lo que no sabe el explotador es que su camino elegido solo sirve para destruir y termina autodestruyéndose.



     Entre más se tiene más se quiere…, por eso  es fundamental  revisar qué  es lo que tiene para no llegar al final de la vida dándose cuenta que perdió su tiempo. No hay mejor manera que perder su vida y su tiempo que encerrarse en sí mismo.



    Cuando las religiones se reducen a ritos y creencias han un gran daño a la; cuando ponen en práctica lo que predican, entonces, son grandes benefactoras  de la humanidad. Su peso en uno u otro sentido  es muy grande, de ahí que creer para practicar es lo que más hace falta.

   

    Hacer caridad (solidaridad) con lo que no es de uno es lo más fácil e hipócrita que existe… sin embargo esto es lo que aplaude y se publica como “ejemplo”…  por eso es una vez al año y frente a las cámaras. La necedad no tiene límites.



    Después del amor lo que tiene más fuerza es el egoísmo; es la causa de que la tierra esté como está…  y ya no puede estar peor. Y la humanidad todavía no sale de su letargo. Hay dirigentes que no dirigen nada y otros que pretenden arreglar las cosas usando los mismos medios que han causado los daños.



    Perder la sensatez es  como perder los frenos; de ahí hacia adelante solo se pueden esperar tragedias. Sin embargo, a veces, la sensatez no es ni siquiera es considerada como un elemento en al quehacer y la comunicación.

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