sábado, 10 de diciembre de 2016


Jlfg – pág. 406

     A falta de corrección, abundancia de defectos y vicios. El ser humano llega a ser lo que es, gracias a las correcciones. El error de nuestros días consiste en confundir amor con complacencia total o casi total. Sin darse cuenta, que es grave error lo van a pagar caro nuestros seres queridos en el futuro, cuando necesiten del carácter y de la buena crianza para sacar adelante sus proyectos de vida y laborales.



     Un error muy común es vivir solamente procurando disfrutar. Allí no está el problema, sino en la escaza o nula creatividad para disfrutar. Por ejemplo, se le pone ese nombre a consumir comida chatarra, o a emborracharse con bebidas, drogas o farándula…  o sea, con lo que destruye nuestra capacidad de disfrutar.



    La ansiedad está haciendo estragos en el sistema nervioso de muchos de nuestros contemporáneos…, entran a un descontrol de sus vidas que los derriba sin misericordia. Muchas licencias de trabajo tienen este carácter. Y no basta decir –que es cierto- que el sistema genera enfermos…,  sino también que se ha perdido toda capacidad de autocuidarse  e incluso autosanarse.



    Las instituciones de salud han perdido su norte: no trabajan para prevenir la enfermedad sino para hacer un gran negocio con los enfermos. Por eso, vemos como se multiplican y se levantan grandes construcciones para tal fin. De principio, es un error el carácter derrotista que se infundido en las masas, denominándolas y,  sobre todo creyéndose, solo pacientes…, y no agentes.




    Es interesante concebir la vida como el arte de resolver problemas; y no de no tener problemas. Por lo menos, se sale de la muchedumbre que se queja o vive quejándose de los problemas, pero lo mejor, que ingresa a la grupo de los creativos, innovadores y emprendedores como vías para tratar a los así llamados problemas que terminan convirtiéndose en desafíos… y por qué no, en logros.



     La educación está por el suelo…, prácticamente no se educa sino que se administra un sistema trasnochado, ineficaz y falso… en el sentido que no acomete el objetivo aquel por el cual se creó o se debería haber creado: la formación y educación de hombres y mujeres nuevos agentes constructores de un mundo nuevo que revierta todas las calamidades que el actual se ha creado y ya sucumbe bajo el peso de sus despropósitos.

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