Jlfg – pág. 408
Millones de mascotas viven mejor
que millones de niños y niñas; siendo el problema, no las mascotas sino la
mentalidad de los cerebros que prefieren su encerrarse en su confort a mirar el
hambre que hay en el mundo y la vuelta de su refugio.
Hacer
de la vida un camino de decisiones y no de traiciones, se ha vuelto algo extraño
en nuestros días…, más bien hay un acostumbramiento o imitación que sea así. Sin
embargo, las heridas, dolores y sinsabores no dejan esperar aunque se sea muy
diligentes en tratar de ocultarlos.
Vivir
de la vida de prisa hoy día no cuesta nada; es más, es lo que se enseña como si
fuera una virtud o buena calidad…, lo que no se muestra es la cadena de consecuencias
que esto trae: sistema nervioso destrozado, digestión agitada, descanso de
caricatura, incomunicación o comunicación a mal traer… en fin, de virtud o
calidad, nada.
“Tenemos
que aprender” es de Perogrullo…, pero ¿Quiénes lo ponen en práctica? De todos
es sabido que el obstáculo mayor para saber no es no saber, sino des-aprender.
Identificarse con sus creencias y conocimientos es un error muy frecuente; y
pese a todo sigue siendo un error.
La vida
no es para enriquecerse; es para enriquecer. No podría ser de otra manera sin
dejar de ser seres naturales. Aunque a algunos no les guste…, el egoísmo no
vuelve monstruos porque elimina la fibra de la sensibilidad humana y ecológica.
El problema es que la delincuencia no solo está
afuera de lo institucional sino también adentro… Entones, la administración de justicia
se ve adulterada; y en río revuelto ganancia de pescadores. O sea, la gente
honrada se ve encerrada entre dos fuegos.
¡Qué fácil
es hablar del cielo en medio del infierno en la tierra! Pero al mismo tiempo
que dañino que es. Nuestros oídos al escuchar piden coherencia por sobre todo…
pero generalmente es lo que más falta.
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