domingo, 11 de diciembre de 2016


Jlfg – pág. 408

Millones de mascotas viven mejor que millones de niños y niñas; siendo el problema, no las mascotas sino la mentalidad de los cerebros que prefieren su encerrarse en su confort a mirar el hambre que hay en el mundo y la vuelta de su refugio.



                Hacer de la vida un camino de decisiones y no de traiciones, se ha vuelto algo extraño en nuestros días…, más bien hay un acostumbramiento o imitación que sea así. Sin embargo, las heridas, dolores y sinsabores no dejan esperar aunque se sea muy diligentes en tratar de ocultarlos.



                Vivir de la vida de prisa hoy día no cuesta nada; es más, es lo que se enseña como si fuera una virtud o buena calidad…, lo que no se muestra es la cadena de consecuencias que esto trae: sistema nervioso destrozado, digestión agitada, descanso de caricatura, incomunicación o comunicación a mal traer… en fin, de virtud o calidad, nada.



                “Tenemos que aprender” es de Perogrullo…, pero ¿Quiénes lo ponen en práctica? De todos es sabido que el obstáculo mayor para saber no es no saber, sino des-aprender. Identificarse con sus creencias y conocimientos es un error muy frecuente; y pese a todo sigue siendo un error.

               

                La vida no es para enriquecerse; es para enriquecer. No podría ser de otra manera sin dejar de ser seres naturales. Aunque a algunos no les guste…, el egoísmo no vuelve monstruos porque elimina la fibra de la sensibilidad humana y ecológica.

               

                 El problema es que la delincuencia no solo está afuera de lo institucional sino también adentro… Entones, la administración de justicia se ve adulterada; y en río revuelto ganancia de pescadores. O sea, la gente honrada se ve encerrada entre dos fuegos.



                ¡Qué fácil es hablar del cielo en medio del infierno en la tierra! Pero al mismo tiempo que dañino que es. Nuestros oídos al escuchar piden coherencia por sobre todo… pero generalmente es lo que más falta.

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