lunes, 5 de diciembre de 2016

Jlfg-pag. 398
Si se quiere saber los defectos que uno tiene, basta que se observe lo que se critica a los otros. Son los otros nuestro espejo que reflejan lo que por nosotros mismos somos incapaces de darnos cuenta.
Ir por la vida con rencores es como ir en la condición del prisionero con las manos atadas. El en gaño a sí mismo es tal que se cree que así conserva una posición de poder; pero en verdad, el que es señor es el rencor, y su portador, un mero esclavo.
¿En qué se nos va la vida? Para que no sea en vanos deseos e ilusiones, hay que saber detenerse y observar: si nuestra vida lleva dirección; si esa, es impuesta o elegida; si tiene carácter ascendente o se reduce a un círculo vicioso…
Los milagros existen aunque no los veamos y creamos. Para maravillarnos con ellos tal vez debemos mirar menos al cielo y más a la tierra… sin olvidarnos que nosotros mismos somos tierra.
El que es inteligente sabe resolver los problemas; el sabio, sabe para qué sirven los problemas. Una vida sin sabiduría es como un rosal sin flores, como un cauce sin rio.
Un verdadero logro es la aceptación de los otros; y fracaso real es la irreconciliación con los demás porque es aceptar la tensión permanente. Un estado de tensión genera múltiples efectos, desde el insomnio hasta el cáncer…
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