"DE LO HUMANO A LO DIVINO"





"DE LO HUMANO A LO DIVINO"











Prof. Laura Jiménez Miranda


José Leandro Flores




“Con cuánto amor divino debes avanzar,
con cuánto respeto debes acariciar,
con cuánto valor deber mirar tu forma de existir”.










Desmonte, Orotina, Alajuela, Costa Rica
Enero - 2017
https://docs.google.com/document/d/1t3mhn-cAhGooL_aaIHf3mYqI33aM65-18PUwLCl9vFk/edit
“Hoy es un hermoso dia
para RECONOCER esta Divinidad presente en lo Humano,
que convierte nuestro presente en la oportunidad
de hacer visible lo invisible; de dar forma a lo sin forma.
En amar apasionadamente todo cuanto somos y hacemos,
siendo una hermosa extensión de Él en el Universo.
Nuestra SÚPLICA es al Espíritu Santo ¡
que nos da la oportunidad de poder reconocer la Divinidad
en el rostro de lo creado con todo su amor.
Contemplarlo en el niño con su admiración por la vida;
en el joven en su entusiasmo y vitalidad;
en el adulto con su vitalidad por su trabajo
y en el anciano con su sabiduría.
Así mismo, por las plantas, los animales y las estrellas…
por todo lo que vive en la tierra y en el inmenso mar.
Y en tu familia; pero sobre todo, en ti mismo.
Que disfrutemos dicha presencia en lo sencillo de nuestro diario vivir… porque Dios está en lo más sencillo y alcanzable.
Te ADORO, oh preciosa Divinidad y Humanidad:
te acepto y te contemplo
en lo cotidiano,
en esta nuestra intimidad descubro cuánto Dios disfruta y agradece
que miremos y aceptemos su presencia, reconozcamos su voz:
tu mirada, tu abrazo, tus continuas caricias,
tu ternura, tu misericordia, tu rostro
en cada obra creada, empezando por nuestro ser humano”.


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PRESENTACIÓN

Apreciado lector, te presentamos este libro como una expresión de nuestra vivencia y experiencia de la cotidianidad, de lo que todos vivimos diariamente, solo que a veces nos falta la visión para ver lo maravilloso de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, y sobre todo dentro de nosotros mismos.

Como casi todos, también nosotros hemos escudriñado buscando la verdad, o más verdad..., y en estas páginas te compartimos ese itinerario, que  también te puede servir a ti en tu propia búsqueda de plenitud, sobre todo en estos tiempos de tanto cansancio y frustración por la que atravesamos. Allí de donde se esperaban frutos dulces, han surgido muy amargos.

Pero no hay que olvidar que en lo más oscuro de la noche más brilla la luz de una estrella. Todo depende donde ponemos nuestra mirada: si en la oscuridad o en la claridad. Nuestra apuesta es por la esperanza, animados por el Espíritu de vida y de amor que nos conforta y acompaña sin hacer diferencias  de ningún tipo.

Por otra parte, en el marco de esta misma imagen, tomemos conciencia de  la gran importancia que tiene contar con la libertad para elegir. Sin ella, no hay posibilidad de ir a ninguna parte; solamente cabe la resignación. Y la libertad interior es la más importante, aquella que nos permite elegir qué hacer, a donde ir o donde permanecer.

Nuestra metodología se basa en la comunicación, en el aprecio y valoración de lo que cada uno dice, como lo dice, cuando lo dice… Esta actitud nos ha permitido darnos cuenta de múltiples aspectos, detalles, señales… que de otro modo hubiéramos perdido y se las hubiera llevado el viento. En la comunicación navega todo lo que somos, somos lo que comunicamos y lo que recibimos de la comunicación de los otros. Por ningún motivo debiéramos ignorar nuestra naturaleza.

Ahora bien, esta experiencia que ha constituido una riqueza encontrada no deseamos que sea solo para nosotros sino es motivo de alegría compartirla contigo, apreciado lector, para que tu, con tu propia experiencia, puedas acrecentarla y multiplicarla.  Pensamos que el culmen de la vida humana está en la vida espiritual, desde la cual se puede generar toda  riqueza para la vida cotidiana. Un tesoro que necesitamos para ser más felices y contribuir a la de nuestros seres amados, sin olvidar que lo más urgente es que cada uno haga lo que esté a su alcance para salvar nuestro Planeta que es lo mismo que decir: salvarnos como especie.

Nuestro agradecimiento a L. J. M., por su generosidad en compartir aquellas mociones e inspiraciones que percibe con gran claridad. De allí surgen las tres partes de este libro: EL RESPETO, SIMPLEMENTE DIOS Y ACCIÓN DE GRACIAS frente a los nuevos desafíos descubiertos. Así pretendemos partir de lo simple, ascender a lo alto y descender a lo cotidiano como una totalidad, sin divisiones entre sagrado y profano.

(Nos dará mucha alegría Si tienes a bien compartir tus experiencias a partir de esta lectura, escríbenos: jleandrof182@gmail.com Wasap: +506 6002 7785;  laurajimi07@gmail.com +506- 88358816)




CONTENIDO


Presentación


  1. EL RESPETO

    1. Aprecio por el Respeto

    1. Una historia

    1. Una experiencia de sumisión

    1. Para crear hay que creer

  1. LA IDENTIDAD COMO EJE

  1. La Identidad: un misterio

  1. El Don del Amor

  1. ACCIÓN DE GRACIAS Y OPORTUNIDADES

  1. La acción de gracias constante



      8. Asumir los nuevos desafíos
    9. La educación como camino hacia un humanismo integral
    10. Las artes como ventana del cielo a la tierra
    11. Conclusion







CAPITULO I:    EL RESPETO


  1. Aprecio por el Respeto


El respeto es una palabra poco agraciada hoy día, por diferentes motivos. Se cree que es una carga, una imposición, una exigencia de los otros que se creen que son más, que tienen más poder, que quieren incomodar la vida de uno… Sin embargo, el respeto es la base de la convivencia humana, sin la cual es hasta impensable…, de hecho, tenemos a la vista los extremos que nos desgarran el alma.

La pregunta pertinente aquí es: ¿Cuál o cuánto es el respeto que sentimos y tenemos por lo cotidiano?
Pensar o sentir “respeto” está relacionado con “respuesta”; o sea, el respeto es esencialmente una comunicación con respuesta: ¡un diálogo! Es decir, que una muestra de respeto es dialogar, y para dialogar hay que escuchar. La escucha activa es muy distinta de la pasiva, porque atiende con atención y afecto al otro y/o a lo otro.

En este caso, lo otro es la cotidianidad; no cualquier cotidianidad sino la nuestra; es decir, esa en la que estamos inmersos y que somos parte de ella. Por lo tanto, no debiera sernos extraña ni lejana, mucho menos adversa o enemiga, sino cercana y nuestra; y transformarla de tal manera que se convierta en nuestro lugar para nuestro crecimiento y plenitud. Este es el desafío para muchos y el logro para algunos.

Esta inclusión de nosotros en ella y viceversa no es como tratar de juntar el agua con el aceite, es decir, dos elementos distintos sino que en ambos lugares está el mismo carácter sagrado. De manera que la cuna de lo divino es la realidad que somos y que nos rodea. Tal vez no fuera necesario insistir tanto en este concepto, pero se hace necesario para contrarrestar el enfoque de siglos que ha establecido un dualismo: Una cosa es la realidad y otra muy distinta el cielo.

Si bien respetamos la diversidad, también es legítimo que construyamos nuestra identidad dentro de esa diversidad. La verdad es una búsqueda, un camino,  una sucesión de encuentros con algo nuevo siempre. Siendo preferible esta senda que aquella de permanente tensión entre el cielo y  latierra vivida por millones de personas hasta nuestros días. Y para la cantidad mayor de personas para quienes esto ha dejado de ser un problema porque optaron por desentenderse de una dimensión divina de la vida: tengamos en cuenta que vivir es recrearse. Y más bien debiera sernos sospechosa una forma de vida petrificada en una estructura o en un concepto determinado acerca de la verdad.
El respeto, visto así como comunicación, como expresión de afecto al otro, tiene un carácter único y dinámico, lejos los malentendidos con rasgos de autoritarismo, dependencia o sumisión. A ese “respeto” nos referimos, que nos demanda conciencia, optimismo, alegría; fe, esperanza y por supuesto amor. Todos valores y no ideas; es decir, actitudes y prácticas en nuestra cotidianidad; las forma como hacemos las cosas más simples y también las más importantes.
Esta mirada de nuestra cotidianidad se convierte en la puerta de entrada de tal manera que vivir en ella nos sirva no tanto de trampolín para otra vida sino de inserción en la vida plena, llena del misterio de amor que es nuestro Creador o la Naturaleza misma para quien así lo crea.
    Apreciado lector y lectora, cuando comprendemos  que todo es energía, que la materia también es una forma de  energía, entonces, algo o en mucho nos ayuda a tratar nuestra realidad cotidiana como el lugar del acontecimiento humano-y-divino posible de vivir por nosotros como seres humanos.   Quienes se han encargado de separar y oponer cuerpo y espíritu han sido los pensadores menos libres y más dependientes de determinados enfoques a estas alturas por lo menos oscuros.

Nuestro título “De lo humano a lo divino” incluso puede ser más específico y decir “Lo divino en lo humano” o, incluso unificar: humano y divino es lo mismo. Estar en lo humano es estar en lo divino. Así, el enfoque de espiritualidad que buscamos  es el que nos  ilumine esta dimensión trascendente de nuestro aquí y ahora. Que sea capaz de quitar la cáscara y entrar en su misterio  revelador de lo divino. Si escuchamos nuestra alma podemos percibir su clamor por vivenciar lo divino en lo humano como lugar para su realización plena de su individualidad personal y grupal.

Las consecuencias prácticas, espirituales y existenciales de este principio todavía recién comienzan; pero son de lo más necesarias en nuestro tiempo, porque el divorcio entre fe y vida ya no puede ser mayor, y de consecuencias desastrosas, ya sea por la vía de la indiferencia o por  la falsedad e hipocresía; es decir, que abunda una forma “reactiva” de vivir, de la que hay que pasar a una forma activa y proactiva porque el tiempo y lugar en que estamos lo demanda con apremio.

Cuando este cambio ocurre, todos se dan cuenta porque el amor no genera tensión, no atropella, sino que además de amable es constructivo y solo genera vida y salud en la persona y su alrededor. La misma vida cotidiana vivida así pierde la monotonía gris que propicia el estancamiento de todo, también de nosotros mismo, y se vuelve el lugar propicio para todo lo bueno, para la novedad y para el crecimiento sin límites de nuestro ser integral: mente, alma corporalidad; que redunda en muchísimos beneficios para nuestra salud, bienestar, alegría, plenitud,…, entonces, buscaríamos más amar, y dejaríamos la tendencia a ser egoístas.

    Reflexionemos:
  1. ¿Comprendemos el respeto como una forma de expresar afecto y recibirlo?
  2. ¿Hay algunos cambios que deberíamos hacer en nuestra forma de vivir lo cotidiano. Cuáles?








  1. Una historia…


Marco Antonio (MA) es un joven con discapacidades, que en su paso por la escuela especial de Orotina, no dejó que el viento se llevaran las enseñanzas de sus maestras, sino que con dedicación y perseverancia las puso en práctica... y un tiempo después todos pueden ver los frutos. Su taller mecánico funciona sino el mejor, como uno de los mejores de su zona de residencia.

Al respetarse (amarse) a sí mismo, MA dejó de centrarse en sus limitantes y se enfocó en sus potencialidades y capacidades… El mismo lo expresa así con sus propias palabras: “………………




Así podemos darnos cuenta que nuestra historia es “nuestra” cuando nos la apropiamos; es decir, cuando dejamos de vivir la historia de otros o la que los otros quieren que vivamos. Cuando decimos “otros”, además de las personas, incluyamos nuestras circunstancias y las circunstancias que nos rodean. Por lo general, estas se ven como adversas y no como oportunidades. De modo que por la vida podemos ir creyendo que vamos cargando con todos los pesos de este mundo o ir viviendo convencidos que es nuestra la victoria, el logro, el éxito. Es de lo más importante: el desarrollo personal, paz interior, solidaridad con el planeta. Gracias doy a la vida
Porque es un misterio de amor sin límite,Todo tiene un sentido provechoso, aunque en su momento no lo comprenda; El Universo se expande con la dirección de su Creador, El Universo se expande con la dirección de su Creador,
El mismo que diseña la senda y anima los pasos
De cuantos se dejan mover por el amor. Todo es milagro, nada es casualidad. Todo es inicio, nada es término. Todo es presente, nada es pasado ni futuro. Hoy es el tiempo y este es el lugar adecuado para amar, Para ser, para crecer, para dar y recibir. ¡Gracias damos a la vida!







De la historia de MA podemos aprender como el respeto (amor) por sí mismo genera el amor por la vida, por el hacer, por el realizarse; una camino personal que se transforma en social, y no conoce límites. Aquí reside el gran secreto para vivir, para aprovechar la vida, para que nuestra vida sirva al Planeta…; el respeto por sí mismo, que incluye la fe en sí mismo.

El mayor recurso de que disponemos es nuestra propia energía; la misma que nos ha constituido y lo sostiene todo. Y, también, el mayor problema consiste en la insistencia de los grandes poderes constituidos en tratar de impedir que seamos nosotros mismos, que nos conozcamos y nos valoremos tal como somos. Se trata de un gran temor al ser humano, pensando que de permitir su libertad, las instituciones perderían su poder de dominación, de control y de conducción de la humanidad. En sus palabras se debe evitar el “caos”…, pero el amor no genera caos, sino libertad. Por su parte, el poder ejerce su control omnímodo que le destruye todo lo que encuentra a su paso.

Por su parte, el amor (respeto) jamás atentaría contra nosotros mismos o contra los otros y lo otro. Dentro de ese “otro” está lo cotidiano, nuestra cotidianidad. Eso que estamos haciendo ahora…

    Para reflexionar:
¿Qué nos revela la cotidianidad que ahora estamos haciendo?
¿Qué recibimos de ella?
¿Qué lugar ocupa el amor en lo que estamos haciendo?




  1. La sumisión


A veces las experiencias tienen algo en común, no solo en sus resultados sino sobre todo en sus fuentes. En nuestro enfoque de reflexionar acerca de la trascendencia de nuestra cotidianidad cabe considerar la cara opuesta de esa maravilla, y es el lado oscuro de nuestra de nuestra vida. Nos referimos al miedo.

El miedo comienza con el temor. Ese sentimiento que desde la infancia es muy alimentado por una equivocada interpretación de carácter religioso y porque se cree que facilita las cosas a la hora de ejercer autoridad. A veces, sin darse cuenta se hace uso del miedo con aparentes fines beneficiosos…, pero no lo son.
Más con el paso del tiempo, en la persona esa formación se le puede convertir en su propia cárcel. Porque el resultado de infundir temor crea dentro de la persona el miedo. Es decir, que cuando no existe la conciencia y decisión de no dejarse manipular por nada ni nadie externo, entonces el terreno está preparado para crear esclavos, sumisos y encarcelados. Y por desgracia, sobran los motivos de los que se creen ser señores de los demás.

¿Qué hay que hacer?   -¡Despertar!

Jamás lo cotidiano es para que sea una cárcel; todo lo contrario, es para que sea el lugar del encuentro con la libertad, con el amor y consigo mismo. Lo cotidiano no es para huir de él sino para maravillarse de su milagro, de su belleza, inmensidad y plenitud. Si a lo mejor sientes que te paraliza el miedo; tienes dos opciones: la de resignarse y no hacer como si existe (no hacerle caso) o aprender técnicas para no ahogarte en él. Piensa en una embarcación al borde de un naufragio, estando allí, aunque sientas mucho temor tu prioridad será ponerse a salvo, y en esas circunstancias aplicarías toda tu fuerza para luchar y toda tu inteligencia para actuar.
Creemos que de frente a nuestros miedos tenemos dos formas de vivir: hacer de ellos un “sensor” que nos ponga en alerta y en disposición de luchar para ser libres o que asumamos un estilo de vida con resignación.

Seguramente conocen la historia del elefante que desde pequeño fue encadenado, y al principio luchó para soltarse hasta provocarse daño; pero llegó día en que dejó luchar; y cuando sus dueños le cambiaron las cadenas por cintas…, él ya nunca lucho: se había resignado a vivir encadenado.

El temor a luchar, al cambio, a lo diferente nos puede encadenar, y aunque no seamos felices, nos entregamos a la resignación, siguiendo absurdamente atados. Claramente, esto atenta contra nuestra dignidad humana y de hijos de Dios.. y desgraciadamente es más común de lo que parece.
Nuestra actitud hoy, para quienes ha de ser soltar la cinta; es solo una burda cinta: la cadena está en el temor como forma de vida y no como sensor. Y así descubriremos hoy que se puede sentir, mirar, saborear y amar.

Hoy escuchaba la conversación de dos adultos mayores sobre el sol, que hay días que calienta más que otros días… ¿Qué tanto calienta hoy tu sol? ¿O es que hay cadenas que lo impiden? Si comparamos el sol con nuestro Dios: Él es el mismo siempre,  aunque nuestro entorno o nuestro interior esté nublado, El no deja de amarnos y proyectarnos su calor, su Espíritu.
“Oh, Dios, sé que estás siempre conmigo, me amas, me calientas con tus
rayos. No dejes de amarnos, aunque por nuestras nubes no sintamos tu presencia y nos abrumen  los elementos de desesperanza que nos rodean.  Oh, Dios, sé que estás siempre conmigo. Yo te amo, te reconozco, te acepto…  A pesar de los motivos que tratan de empañar mi fe. Tu fuerza estará en mí para mover mi cuerpo y espíritu Para no perecer y llegar a la otra orilla sin dejar de contemplar el sol,  Tu, Dios, mi sol”.



  1. “PARA CREAR HAY QUE CREER”


El punto de partida para transformar la cotidiano en escenario de lo divino, es decir, nuestra vida y nuestro trabajo en el lugar donde ocurre la acción de Dios, es posible a partir de creer. La  fe en sí mismo se puede reconstruir y constituye el piso para edificar la propia vida y unirnos a la vida de todo lo que nos rodea. Estamos incomunicados cuando llegamos a perder la fe en nosotros mismos; y la incomunicación es inmovilidad, estancamiento, tristeza y resignación.

El camino a la libertad es arduo, qué duda cabe; pero con auxilio del Espíritu que anida en nuestro ser no hay montaña que se resista. Es la historia de liberación que cada uno puede escribir si se lo propone de una vez por todas. Una historia que se desenvuelve en la cotidianidad, allí donde se encuentra lo divino. Es lo divino que transforma lo cotidiano en su verdad, sacándola de la oscuridad, odiosidad o simple indiferencia (que es des-amor).

Así mismo, el camino de creer para crear no es individualista sino comunitario. Es decir, no lo vamos a lograr si pretendemos hacerlo solos, con nuestras propias fuerzas nada más; esas fuerzas personales se ven potenciadas con el auxilio de los otros que nos ayudar a avanzar. Precisamente, uno de los males de nuestro tiempo es el individualismo, un lugar a donde hemos sido conducidos para hacernos débiles y frágiles (permeables). El mismo machismo se vale de esa debilidad para ejercer su dominación de género.

Si no lo hemos hecho, comencemos ahora a establecer comunicación con otras personas, sobre todo aquellas que nos pueden ayudar porque ya pasaron por esa experiencia y ha reconstituido el carácter saludable de su cotidianidad, es decir, que ya es el lugar donde se realizan y crecen integralmente; y dejó   de ser el lugar de cárcel o resignación.

Pregúntate:


¿Cuál es el tipo de fe que profesas? Es liberadora o es para conservar lo que
hay?

¿Cuál es el lugar y la importancia que ocupa la fe en tu vida cotidiana: es algo secundario o es el motor de tu vida?

Principales puntos:

    1. El respeto no es sumisión.

    1. El respeto es amor.

    1. El sano respeto comienza por uno mismo: que se respeta, es decir, se ama, se valora, y se tiene confianza.

    1. Cuando se respeta al otro no se le ve como superior sino solamente como distinto.

    1. La persona que se respeta a sí misma no se culpa, no vive en el pasado, no se deja angustiar por el futuro, sino que vive su presente con libertad y plenitud.
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II.    LA IDENTIDAD COMO EJE

5. La Identidad: un misterio


Una vez, en el desarrollo de un taller con personas adultas, un participante terminó expresando que finalmente no sabría quién era…, esto después de la aparente obvia pregunta: ¿Quién eres tú? Y la sorpresa fue que esa era la sensación que tenían todos.
Por lo general, nuestra “identidad” (el ser) la entregamos o envolvemos con lo que hacemos (hacer). Por eso suele decirse: “soy profesor”, “soy dueña de casa”, etc. Pero nuestra identidad es algo más profundo, íntimo y único. En primer lugar, la identidad vista como un “don” y en segundo término, considerar que es en nuestra cotidianidad el lugar donde se construye y se entrega lo que somos.

¿Qué es lo que se entiende por identidad? En nuestro marco de reflexión “de lo humano a lo divino”, que recoge nuestra experiencia pedagógica y terapéutica con nosotros mismos, primero, y que luego compartimos contigo, porque nos muevo un solo propósito: poner nuestro granito de arena en la causa de que se salve el Planeta Tierra. Ver la identidad como un don en medio de otro don, la cotidianidad, nos lleva a conjugar dos elementos de gracia. Nadie puede negar que seamos, que seamos alguien; y ese alguien al final es un misterio; tal como, también, lo viene siendo todo. Nuestras explicaciones son más bien descriptivas de características para diferenciar unas cosas de otras. De modo que si  nuestra identidad, es algo inabarcable por nuestra razón, y nos queda el recurso de la reverencia ante el misterio.

Esa demanda de reverencia por algo tan grande o con tanta dignidad que posee toda identidad, que representa la huella y presencia del Creador; en nuestra especie es fundamental el respeto y reverencia hacia ella para evitar todo subdesarrollo y todo atropello; el cual puede provenir de los otros como de nosotros mismos.

Preguntémonos:
  1. ¿Cuál es el grado de respeto (amor) que tenemos por nuestra identidad (dignidad) y la de los otros?
  2. ¿Hemos tenido en cuenta que en definitiva somos, y los otros también, misterio, un don, una gracia; y cuál ha sido nuestra actitud frente a él?
  3. ¿Estamos dispuestos a aceptar que como misterio que somos podemos trabajar para nuestro desarrollo sin límites?


Cuando valoramos nuestra dignidad y exigimos el trato digno de los demás, en nuestro espacio cotidiano, entonces, la atmósfera de la convivencia toma otro color, otro tono, tiene otra calidad. Ahora bien, tanto en aquellos casos que los demás ofrecen ese trato digno y afectuoso, como en los casos en que la persona así lo requiere, siempre ha de haber la participación activa de uno mismo. Es decir, tener conciencia de la dignidad de su identidad.
Esta conciencia se muestra, en primer término, creyendo y procurando el desarrollo de nuestra identidad, en su renovación y reconstrucción. Este carácter dinámico hasta hace pocos años era impensable, pero hoy día es conocido como la neuroplasticidad del cerebro; es decir, que somos seres en permanente construcción de nuestra identidad que responde a cómo pensamos y al entorno en que nos desenvolvemos.
Y nuestra identidad, nuestro ser, está hecho para amar. Capacidad que recibe y entrega; es parte de nuestra naturaleza social. Todo esto dicho teóricamente no ofrece problema, más en la vida cotidiana sólo puede ser fruto del buen cultivo intencionado y perseverante del amor.

   

6.    EL DON DEL AMOR


El amor visto como un don es un buen punto de partida para aunar a él el respeto y todos los valores que lo hacen humano y humanizante de uno mismo y de los seres queridos. Valores acompañados de sus respectivas actitudes y modales que hacen de la vida junto a otros un verdadero oasis de cielo en la tierra.


El amor como don, es una forma de acercarnos a de manera humilde y disposición sin límites, en el sentido que el amor, al final, no nace de uno mismo sino que más bien es algo que se recibe: la capacidad de amar y de ser amado. ¿De dónde o de quien se recibe? No hay que enredarse, basta respetarse entre los que creen que Dios nos da la capacidad de amar y a quien amar, o los que creen que es la Naturaleza. (No es nuestro propósito proponer doctrina sino experiencia).


Sin dejar de tener en cuenta que a la experiencia se llega a partir de nuestras creencias. Y cuando esas creencias son sanas y bien intencionadas, se trata de lograr la coherencia, para que la vivencia cotidiana se la cristalización de ellas.  Cuando no es el egoísmo u otra pasión de este tipo la que reina en uno o en ambos, entonces, el amor establece su morada haciendo de cada uno un árbol frondoso que crece al lado de las aguas del Espíritu que todo lo vivifica en la vida cotidiana.


    Como todo lo importante en la vida, se trata de pasar de los deseos y buenas intenciones a la vida real del espacio diario de cada uno; para todas las creencias y religiones esta es la piedra angular y la piedra de choque en que en muchos casos no superan la  prueba. Esto ocurre cuando no se da ese paso importante de las ideas a la experiencia. ¿Cómo  hacer? ¿Qué hacer? se le preguntado durante muchísimo tiempo a los sabios y entendidos, pero sus respuestas a lo sumo han llegado a los textos, y el gran desafío sigue en pie: hacer de la vida cotidiana el lugar y el tiempo donde reine el amor. Y no cualquier tipo de amor, sino aquel que es integral, constante, pleno que procura la plenitud de cada uno de los miembros de esa comunidad-hogar.

Rosa gallica
    Algunas pautas a tener en cuenta:
  • No te consideres ni te sientas superior ni inferior al otro.
  • No pretendas superarte tu a costa del otro.
  • Busca y procura en primer lugar el bienestar del otro.
  • No temas equivocarte; teme no reconocer tus errores y pedir disculpas.
  • No pierdas el sentido del humor.
  • No te quedes sin expresar todo buen sentimiento y felicitación al otro.

Aquí lo importante es que en nuestra cotidianidad nos sintamos protagonistas y constructores de esta hermosa experiencia de vivir en al amor. A esto llamamos espiritualidad, que es el objetivo único de nuestro texto sin más.  Nos referimos a espiritualidad respetando la religión o no religión que cada uno tenga. (Nosotros profesamos la nuestra). Y desde allí se tiene que construir y vivir su espiritualidad que hace referencia  a la dimensión trascendente y solidaria que alcancemos.



“De lo humano a lo divino” apuesta que ser espiritual no tiene nada que ver con tus creencias, pero si con tu estado de consciencia (E. Tolle). El estado de conciencia es más decisivo y profundo que las creencias; aunque aparentemente fueran estas las más importantes (por su repetición y costumbres)…, pero de todos es sabido el divorcio entre fe y vida. Ns parece que es suficiente en tinglado institucional que por siglos se ha levantado e intentado acompañar a la Humanidad hacia un destino más humano… pero estamos al borde del caos geológico por obra de la especie humana; entonces, algo ha fallado muy gravemente.

No se trata de no creer, sino de considerar ¿En qué creemos? ¿Qué es lo que generan las creencias? Y así darnos cuenta de la importancia que sea nuestra conciencia el motor de la vida. Es finalmente solo nuestra conciencia la que puede dar coherencia a nuestro vivir. La doctrina por sí sola no alcanza a gobernar la vida de una persona, más bien se queda en la periferia de la razón. La razón no mueve la vida de una persona, solamente sus ideas.
Es la conciencia la que puede gobernar la vida del ser humano; sin embargo, se hace tan poco por formarla y respetarla. En gran medida, porque una persona con conciencia es más autónoma, más libre; y habría que aprender a acompañar personas así que en muchos ambientes pasan a ser consideradas problemáticas. ¿Se forma para la libertad o para mantener seres controlados y controlables? La verdadera libertad no atropella a nadie ni elige hacer el mal.
Vivir en nuestro entorno (cotidianidad) con conciencia significa estar despiertos; vivir dándonos cuenta que cada instante es un torrente de novedad, de gracia, de amor, así sean las cosas más simples. Significa vivir y hacer cada cosa con pasión… Si comparamos ese entorno (cotidianidad) con un lienzo, el que pintamos con pinceladas de amor: ni agrediéndose ni agrediendo a nadie, busco la comunicación, disfruto mi realidad, no destruyo sino que siembro y cuido… Esta es la manera de vivir y enseñar a vivir; por el contrario, pensemos en la realidad opuesta que explica a tantos niños que no ven en sus hogares ni vida ni vitalidad sino cansancio, rutina y resignación. Esto explica su falta de motivación y hasta amargura en su diario vivir. Son niños etiquetados con sentencias negativas y destructivas como: “no sirves”, “no puedes”…
Vivir en el amor como un don significa, entonces, darnos cuenta que somos protagonistas en la construcción de nuestra senda de vida, siendo responsables con nosotros mismos en primer lugar, y actuando desde nuestra libertad. Esta aspiración no es fruto del egoísmo ni de la soberbia sino de la humildad de sentirse amados y enviados a amar por el mismo Creador. El amor como don no crea seres sumisos y temerosos sino hijos y paladines de una vida sin cadenas de ningún tipo.


Preguntas para reflexionar:

  1. ¿Tienes la capacidad de amar y dejarte amar?
  2. ¿Te mueve la  conciencia en tu diario vivir?
  3. ¿Estas contribuyendo con tu vida a que los otros conozcan lo que el amor como don?




7. ACCIÓN DE GRACIAS Y OPORTUNIDADES (DESAFÍOS)


Concebir que lo divino está en lo humano no es algo nuevo, solo que puede ser algo incómodo para algunos. Incomodidad que nada significaría sino es porque se enseña y se llega a contagiar a otros. La frase “por sus frutos los conoceréis” es válida en este campo para constatar cuales son los frutos  en un Continente que se dice ser creyente, y sus prácticas están lejos de esos ideales.
Por lo tanto, es válido buscar caminos más eficaces, más verdaderos, más reales y adecuados a las dificultades y oportunidades de nuestro tiempo y lugar. Es aquí y ahora donde se construye  la vida o la esclavitud de las personas; y es la responsabilidad de todos buscar los puntos de reencuentro con lo divino que por diversas causas se han roto o perdido.
Buena parte de la humanidad ha tomado conciencia que no puede seguir ni esperando ni caminando por donde la han llevado, porque sencillamente es un camino hacia su propia extinción. Ninguna especie se salva si el Planeta colapsa. Por lo tanto, la acción de gracias que aquí planteamos es frente a las oportunidades que tenemos; esas oportunidades que son desafíos; que demos gracias por los grandes desafíos que es necesario asumir sin más distracciones.

Estos desafíos conllevan un cambio de paradigma, un cambio de forma de pensar y de actuar. Por ejemplo, nuestro objetivo de hoy urge que sea no vivir en la tierra, sino cuidarla; y paradójicamente, cuidarla, no de otros sino de nosotros mismos. Nuestra especie es la más corroedora del Planeta, al punto de llevarla a poner término a su era geológica normal.
Así entendemos nuestra acción de gracias: como un darnos cuenta dónde estamos, cómo hemos llegado hasta aquí, y la urgencia de levantarnos a partir de nuestra realidad cotidiana hacia una plenitud que está dentro y en nuestro entorno mismo. No se necesita emigrar ni salir al espacio etéreo, sino adentrarnos con la luz que nos da el don del amor en nuestra esplendorosa realidad, hoy por hoy tan maltratada, ignorada y menospreciada.
Aquello que se había etiquetado como profano pasa a ser el lugar del encuentro con la plenitud, con la verdad y el amor capaz de saciar el hambre de nuestra alma que busca sentido, horizonte e infinitud a nuestro alcance. Este es el motivo para una gran acción de gracias. Solo que no es un punto final, sino de partida, porque una conciencia despierta puede percibir las oportunidades que representan los obstáculos y dificultades que hay en nuestra cotidianidad y entorno.



Pregúntate:
    1. ¿Qué lugar ocupa cada día la acción de gracias?
    2. ¿Tu acción de gracias comprende ver los desafíos?
    3. ¿Tienes la capacidad de ver en los obstáculos, oportunidades?



  1. Principales desafíos

El día que como fruto de nuestra evolución de conciencia, asumamos la corresponsabilidad que nos corresponde en relación con nuestra propia evolución y el cuidado de nuestro entorno…, ese día comenzará a cambiar la faz de la tierra. Porque de lo que se ha carecido en el último tiempo es de proactividad y de participación de la sociedad… que no es casual que sea asi, por es el resultado de las acciones de los grandes poderes constituidos a los que les conviene que exista una sociedad dormida y domesticable para controlarla.
El nuevo ser humano ha de ser aquel que ame la tierra, la cuide, respete y cultive sin caer en su explotación ni contaminación indiscriminada.  Con una nueva mentalidad que no se crea que son la especie más importante, sino solo importante entre todas las demás también igualmente importantes.
Este sueño comienza a ser realidad con la evolución de nuestra propia conciencia. Recuerdan ustedes el relato del anciano que se dirige con una pequeña cuchara en la mano hacia la montaña, y quienes lo ven se ríen porque al preguntarle qué es lo que pretende hacer, él contesta que mover esa montaña… Más para su  sorpresa él les dice: “ya sé que con esta cuchara no voy a mover esa montaña; pero alguien tiene que comenzar”.

El despertar de una conciencia tiene alcances inimaginables e insondables. No es del todo cierto que una sola gaviota no hace verano, porque la energía de ese nuevo ser no se queda encerrada en sí misma sino que genera movimiento y acción a su alrededor físico y no físico. El cambio de mentalidad nos hace ver y sentir que no todo está perdido;  que no hay que dar cabida a la resignación ni por un segundo; porque no hemos nacido para ser esclavos y para vivir culpandonos sino que vivimos en un  tiempo para fructificar, para retoñar, para crecer y dar frutos. Basta ya de creer lo que no somos, de vivir bajo el yugo del miedo, de aceptar la incomunicación con la infinitud en nuestro propio hogar; infinitud que no está ni fuera de nosotros mismos ni más allá de nuestro propio entorno.
Estos son los verdaderos desafíos, más allá de nuestro propio éxito, está el éxito de encontrarnos con quienes somos y para qué estamos en esta vida. Entonces, lo divino en lo humano termina de ser una frase y comienza a ser una experiencia sin límites, sin fronteras ni muros. Esos muros que tienen nombres y apellidos, a veces, impronunciables por el mismo miedo.

Qué puedes contestar a:

  1. ¿Cuál es el desafío que más te reclama tu realidad que asumas?
  2. ¿Qué te impide hacerte corresponsable de la supervivencia del Planeta?
  3. ¿Estarías dispuesto-a a contribuir que otros “despierten” de su sueño de resignación?

CAPITULO III. La Esperanza con nombre   
Apreciado lector y lectora, nuestra espiritualidad en lo cotidiano, es decir, la vivencia de lo absoluto y de lo eterno en nuestro diario vivir del aquí y ahora nos lanza indefectiblemente a ser seres portadores de vida y de esperanza; es decir, esa palabra cobra nombre propio al transformarse en acciones, actitudes y quehacer planificado.
La energía de la Esperanza no admite pesimismo ni mucho menos negativismo frente a la realidad en que nos encontramos. Solamente esos seres extraordinarios son quienes se vuelven los indispensables para salir del mismo caos. Aquella afirmación que la educación es el último recurso que le queda a la Humanidad para enderezar el camino que la conduce al desastre total es muy decidora; pero también te invitamos a considerar el gran valor que tiene para la construcción del  hombre nuevo el desarrollo de las artes.
Al lograr posicionarnos en lo cotidiano como el lugar para la vivencia de lo absoluto, divino y eterno, estamos en condiciones para asumir y lograr los desafíos nuevos: corregir el rumbo que lleva el Planeta por obra del hombre y participar en la construcción de un nuevo hombre para una sociedad nueva.


9. La educación como camino hacia un humanismo integral
    La cultura del descarte de que habla el Papa Francisco tiene que ver con una forma de tratar a la persona de acuerdo solamente a su capacidad de consumo que posee; es decir, si no cuenta con dinero para comprar y consumir, entonces, simplemente se le descarta; no se cuenta con esas personas… y así hay continentes enteros en abandono total.
    La educación no se libra de esta desviación de sus originales objetivos, cuando el estudiante pasa a ser un mero cliente; y un objeto de consumo al cual se le vuelca una cantidad de saberes, sin preocuparse de quién es la persona que los recibe ni cual es el mundo que le tocará vivir. El concepto de “educación bancaria” de P. Freire hace relación a este tipo de prácticas desalmadas.
    Desde nuestro centro, la espiritualidad en lo cotidiano, es precisamente en esa realidad en torno al estudiante que cada cual perfectamente puede aprovechar para manifestar el Espíritu que le anima. Se logra esto, saliendo de la indiferencia ante el otro; yendo más allá de la mera obligación o necesidad del otro, y adentrarse en la dimensión del afecto; del amor como termómetro de las relaciones humanas.
    Aquí no se trata de ser inteligente cuánto de ser sensible y empático con el otro; sin esperar la petición del otro, es uno que a partir de su riqueza espiritual de lo cotidiano  se adelanta a dar un trato personalizado y lleno de amor. De inmediato, al amor vivifica, enaltece, alegra la vida del otro; genera confianza y acción de gracias.
    Todo esto no llega a existir cuando nuestra conducta procede de una cotidianidad rutinaria, chata, sin Espíritu ni diálogo con la dimensión trascendente de las cosas, y del tiempo y del lugar que habitamos. Entonces, nos volvemos ciegos y sordos ante el dolor de los demás. La sociedad de nuestro tiempo se caracteriza en gran medida por estas características.
  1. Humanismo integral
    Humanidad, humanismo, humanismo integral…,  se hace necesario añadirle una apellido al término, para tener en cuenta que no se trata de un humanismo parcial que da como resultado una humanidad también parcializada, limitada. Ese tipo de humanidad que se vanagloria del éxito y el desarrollo tecnológico… sin tener en cuenta el modo y sus consecuencias.
    El humanismo integral comprende el desarrollo; pero en todas las áreas de la Persona y del Planeta.  La persona integral tiene todas sus partes, mental, emocional, corporal, espiritual, cultural, social, económica, etc. en un nivel saludable y tendiendo a la plenitud. Asimismo, el planeta al recibir un trato de ese tipo de humanidad no se vera a salvo de una catástrofe sin retorno, que ya ha comenzado.
    El humanismo integral solo puede comenzar y cultivarse en la vida cotidiana llena de Espíritu; es decir, “integral”. La realidad se ve mutilada cuando se reduce a la materia, sin tener en cuenta que esta misma materia es energía, es espíritu.  De allí, la premura y necesidad que vivamos nuestra cotidianidad como la cuna de nuestra trascendencia y nuestra vida espiritual. Es de esa unidad, y solo de ella, que podrá salir el hombre nuevo para un Planeta nuevo.
    Para reflexionar:
  1. ¿Cuales son las características de nuestro humanismo?
  2. ¿Tendríamos que identificar más la presencia del Espíritu en nuestra vida cotidiana?
    b) Nueva educación
    La educación es una de esas actividades que lleva más tres siglos sin modificación alguna de fondo y forma. Es parte de esas férreas estructuras de la sociedad que no es fácil actualizar; no porque no se vea la necesidad sino porque no se encuentra la forma nueva para aplicarla. “Este un tiempo de muchas preguntas, confiesa una autoridad en el campo de la educación,  y no tenemos respuestas”.
    El clamor proveniente del mismo Planeta y de las grandes mayorías de la sociedad es la necesidad de una educación inclusiva, de calidad, solidaria… que termine de ser un negocio, de fomentar la exclusión y consolidar las distancias entre ricos y pobres. Una educación que solo sirva para sacar funcionarios para el sistema imperante no sirve, porque pierde su naturaleza de ser fermento de la sociedad.
    Se necesita hoy que la educación sea testimonial de la justicia y paz que falta en muchas partes; una justicia social y también ecológica, igual que una paz social y paz también con el Planeta.  Es decir, una nueva mentalidad de vida y de convivencia, que se aleje de la mentalidad de guerra que reina desde hace siglos.
Esta nueva educación requiere de verdaderos profetas de un mundo nuevo de parte de los educadores, que recobren el espíritu de la vocación y de la misión para impulsar la construcción del hombre nuevo sobre la tierra.  El discurso por si solo, esta de lo más desprestigiado y no mueve a nadie a dar los pasos que hay dar con libertad, valentía y solidaridad.
    Por otra parte, la estigmatización, ya sea de los jóvenes como de los adultos, es lo más fácil y cualquiera la repite; es fácil criticar y no hacer nada. Es una conducta propia de quienes no reflexionan sobre lo que dicen y hacen. Estos son tiempos para ser levadura en la masa.
    Una educación nueva junto con una vuelta al cultivo de las artes representan ese camino tan buscado y todavía no encontrado para avanzar hacia la vida humana y ecológica. ¿Y cuál será la fuente para nutrir este espíritu? Solamente puede ser la riqueza en la vida cotidiana de la presencia y fuerza del Espíritu, de esa Energía humana que puede impregnar todo lo que hacemos.
  1. ¿Crees que la educación es el camino para revertir lo que se viene haciendo mal?
  2. ¿Cual es el vínculo que ves entre vida cotidiana como foco de espiritualidad y la educación?






10. Las artes como ventana del cielo a la tierra
    El arte es manifestación del alma expresando un clamor de humanidad y de humanización. Expresan la belleza, la armonía, la estética, la alegría y el dolor humano y de la Naturaleza. Llegar a ser artista es el culmen de la vida para un ser humano, en cuanto que vive conectado con lo espiritual, con la belleza y todo lo que incluye para ser tal. El artista no se improvisa, es el fruto de largos caminos de formación, de estudio, de prácticas, de silencios, de contemplación. Muchas veces, son incomprendidos, despreciados y envidiados por los fabricantes de la rutina, el consumo y la avaricia.
    Sin artistas y sus obras, nuestro mundo se vuelve oscuro y pesado, pierde la luz y la belleza que anida en el espíritu de los artistas. Como sociedad deberíamos cuidad y fomentar el desarrollo de mas y mas artistas en todas sus expresiones para que nuestro mundo conozca su fuente y su final: el amor.
    El arte como expresión de libertad, nos muestra los caminos por andar y aquellas sendas que hay que desandar porque nos han conducido al desorden y al desastre ecológico actual. El arte comprometido con la vida nos puede contagiar de ese amor y pasión que se necesita para transformar nuestra realidad (cotidianidad) en el lugar para ser artistas.
    “El arte de vivir” tiene que ser más que una expresión, y convertirnos en verdaderos artistas capaces de transformar nuestro diario vivir en el lugar del encuentro con nosotros mismos como expresión de lo pleno y eterno, que es el Espíritu, la Energía que lo constituye y sostiene todo.
    Como fruto principal de esta espiritualidad ha de ser la coherencia. Esa virtud que no se logra por la vía de las creencias racionales y sentimentales, sostenidas desde un estructura jerárquica y piramidal que no tolera la democracia y el crecimiento de todas sus partes. En vez de la autonomía alimenta la dependencia y el infantilismo.
    El arte de vivir en nuestra cotidianidad moviliza, es cierto, nuestra autonomía para abrirnos a la trascendencia, pero no con individualismo, que es nocivo y no proviene del amor. Además no es constructivo (que es nuestro objetivo) sino destructivo. Se trata de una autonomía que nace, crece y da frutos dentro de la comunidad.
    Tenemos que aprender a ser “autónomos comunitarios”; algo que en nuestros días se cree que es una contradicción; y se pretende construir comunidad desde el individualismo rampante. Entonces, ¿por qué no intentar construir comunidad desde lo comunitario? Es cierto, que muchos pueden pensar que esto es ir en contra de nuestra naturaleza, porque parten de que somos egoístas por naturaleza; más nosotros sentimos y creemos lo contrario.
  1. Si estás convencido de la importancia de las artes para la calidad de la vida humana ¿Que haces para este fin en tu comunidad?
  2. ¿Cuales son las dificultades y obstáculos que hay que superar; y como?



11. Conclusion
    Apreciado lector y lectora, sabemos que estamos en tiempos en que se lee poco, y en algunos lugares, no se entiende lo que se lee (analfabetismo funcional). Sin embargo, nosotros somos de los que creemos que quienes leen son más de lo que eran; es decir, que nos enriquecemos y crecemos en la medida que leemos. Con satisfacción entregamos en tus manos este texto que no sale de los libros sino de nuestra experiencia y búsqueda de más verdad para vivir y transformar nuestra cotidianidad en el lugar de encuentro de lo divino con lo humano.
  1. Sin respeto a nosotros mismos no podemos construir nada. Si bien el sistema social en que vivimos procura despojarnos de este valor porque le conviene que mas bien funcionemos como cosas consumistas y no como seres pensantes y autónomos.
  2. Pretender amar solamente desde sí mismo es una pérdida de tiempo y con consecuencias evidentes; otra cosa muy distinta es aceptar el amor como un Don al cual estamos convocados a entrar en esa dimensión trascendente y liberadora.
  3. La mejor manera de vivir nuestra cotidianidad en un espíritu de acción de gracias, constatando lo bueno que está ocurriendo así sea envuelto en múltiples inconvenientes. La realidad es como la pensamos.
  4. Entre los grandes desafíos que tenemos como Humanidad está el de una nueva educación y el cultivo de las artes a toda edad y en todos los niveles socio-económicos.
    Es hora de vivir, es decir, de abrazar cada uno nuestra vocación y misión para devolverle la vida al Planeta que agoniza por la acción indiscriminada, irracional y nada afectuosa de parte de nuestra especie. Si bien, algunos se pueden sonreír frente al término “espiritualidad”, no encontramos otro para decirnos todo el potencial que tenemos para hacer el bien y no lo estamos aprovechando porque también nos han enseñado que somos limitados y tenemos que ser eternamente dependientes de todo. Sin embargo, apostamos y proponemos que transformemos nuestra realidad cotidiana en el lugar donde se encuentran lo divino con lo humano, la fuente para ser, hacernos y participar en la construcción de hombre y un mundo nuevo. Esto que pareciera ser una utopía, deja de serlo en la medida que cada vez uno más se une con su acción en esta dirección.
    Agradecemos tu perseverancia en leer este material y sobre todo en difundirlo y trabajarlo en diálogos y talleres con otras personas e instituciones.

“Oh, Espíritu Santo, se nuestro intercesor,
nuestro interruptor para entender la luz del que nos amó hasta doler:
y con esa luz poder descubrir y amar
dicha presencia de lo divino en nuestra humanidad.
Te solicitamos tu presencia,
no te alejes; permanece a nuestro lado
para descubrir en cada minuto de nuestra vida
el amor de Dios.
Haz que avancemos como rios,
y no seamos como charcos con aguas estancadas… que llegan a secarse.
INTERCEDE  E.S. pra que no nos quedemos mirando al cielo,
esperando milagros; sino que con tu ayuda
seamos creadores de ellos, amando, sembrando, cuidando, viviendo…
Ayudanos para que lo divino de nuestra humanidad
se convierta en acciones en la cotidianidad.
ACCIÓN DE GRACIAS sea nuestra vida,
por crearnos a tu imagen, por amarnos hasta dar la vida,
por permanecer, oh Espiritu Santo.
Gracias infinitas por darnos la vida para vivirla,
y disfrutar en ella su gran amor.
Bendito y alabado seas hoy y siempre. Amen.


coautora.pngCoautora: Lic. Laura Jimenez M.


Costa Rica, Alajuela, Desmonte, Enero de 2017.

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