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La
violencia es monstruo ciego, una vez que se desata no discrimina. Por eso,
nunca será suficiente lo que se haga por construir y mantener la paz…, con la
certeza y la esperanza que es posible para nosotros la especie humana.
Nuestros
mejores aliados pueden ser nuestros pensamientos, pero a su vez, pueden ser
nuestros peores adversarios. Todo depende de cuan autocríticos seamos con
nosotros mismos…, generalmente quienes son excesivamente críticos de los demás
son del todo benevolentes consigo mismos.
De la
forma como se trata a los demás se tiene una referencia como la persona se
trata a sí misma. El otro es un espejo en el cual no solo podemos vernos sino
también apreciarnos o despreciarnos, aceptarnos tal como somos o rechazarnos.
El tema
central no es que vivamos sino para vivimos. Nuestra existencia es un hecho
cultural, no biológico. Entonces, tanto cuidado y esmero merece uno y otro
proceso para llegar a ser seres humanos plenos.
La
responsabilidad no es tal sin junto al cuidado de nuestra corporalidad no le
acompaña en proporciones iguales el
cuidado de nuestro espíritu. El interior pone el sello a al ser físico que
presentamos. Y nuestra relación con los
otros nunca es solo corporal sino a su vez desde ser interior que hayamos construido.
Todo en
exceso es dañino: la privatización como la estatización también. El equilibrio
siempre ha sido difícil, pero en él está la salud y el progreso de una sociedad.
En su defecto, el caos, la violencia y
la injusticia.
Quienes
insisten en intentar estudiar con música: debieran considera cual es la que les
permite alcanzar altos niveles de productividad, creatividad y eficacia; y por
supuesto, no solo entretenimiento y autoengaño.
No es
necesario ser ciegos para no ver, basta ser indiferentes. La peor ceguera y
sordera es la del que ha perdido la sensibilidad porque así ha perdido la comunicación: que es
el principio y el final del yo.
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