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Lograr
leer los problemas como una oportunidad, y las dificultades como desafíos… es
un arte y mentalidad posible, que en estos tiempos, es más necesaria frente al
diluvio de aquellos.
El mundo,
la tierra solo tiene futuro a partir de la solidaridad, y no de mercado. El
mercado nos ha traicionado, porque nos hizo muchas promesas y ha terminado
haciendo lo contrario: venenos, exclusión, consumismo, contaminación,
superficialidad, etc.
De lo
peor que le puede ocurrir a un País es que los crímenes y violación de los
derechos humanos y de la Tierra, y todo tipo de delitos, queden impunes; porque el tumor no se extirpa
ni se cura, sino que permanece silencioso.
¿Se
puede vivir sin pensar? Pareciera que es difícil, pero sí. El punto de partida
es el abandono de la lectura; se continua por el analfabetismo funcional (no se
entiende lo poco que se lee). En increíble, pero ¡solo para no quedarnos sin
pensar, se debería leer!
Cuando la vida no tiene fulgor, no es que haya
desaparecido el sol, solamente esta nublado. Una buena limpieza interior, no
solamente se alivianan las cargas sino también reaparece el camino a andar.
“El
poco me importa” es el camino al “nada me importa”. Cuando esto se cristaliza
pulveriza la sensibilidad y la solidaridad en el individuo. Entonces, la
sociedad ha perdido un amigo y ha ganado un extraño y hasta un enemigo más.
Generarse
fortunas o poder sin moral…, pueden pasar siglos, pero todo se revierte a punto
cero. El necio, esto no lo ve ni lo entiende, y se empecina más y más en su
error que pervive así sea encerrado en mansiones de mármol.
La carencia de ritos no es una riqueza sino
una pobreza. Comienzan en el hogar como instancias de convocación, encuentro,
comunicación y aceptación de cada uno. Se enriquece con los silencios, gestos,
movimientos, música… Tal vez, mucha riqueza humanizadora no se está sacando de las cajas fuertes del egoísmo, frustración
e incredibilidad mutua.
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