miércoles, 16 de octubre de 2013

jlfg-152

Jlfg*152
Antes de llegar al cielo tenemos que llegar a nosotros mismos.
Más bien este es el camino. Y “cielo” es el encuentro con la unidad,
Con la plenitud.
En esto, lo más perjudicial es el dualismo, que señala que la esencia es la diferencia
En vez de la unidad.
Es irrelevante lo que se haya sido o pueda ser; lo relevante es lo que se es ahora.
Cada instante, cada acción es eterna… eso es lo maravilloso y valioso.
Una hormiga es pequeñita, pero se hace sentir porque se mueve…, cuantos hay que viven y pasan desadvertidos.
La existencia no la dan las luces ni los aplausos; la da el ser.
Frente a  la oscuridad, la luz se acrecienta e ilumina más…
Las adversidades tienen una función: ayudarnos a conquistar la cima.
Los momentos de mayor unión con los otros: son los momentos de silencio y soledad.
Cuando se ama lo que se hace: no se siente  como trabajo sino como vocación.
Lo que verdaderamente alegra el corazón, no es la alegría personal sino la del otro. Y viceversa, con la tristeza.
Lo verdaderamente importante no es ser “profesor” sino “maestro”!
No importa que todo pase… basta con que haya ocurrido!
La plenitud es un estado; y resiste los embates como las rocas a las olas.
La fortaleza no tiene nada que ver con el poder sino con el temple del alma.
Hablar por hablar es de lo más fácil; hablar para escuchar: una gran virtud.
Hace falta activar los ojos y los oídos del alma…, porque los del cuerpo han sido inutilizados por el neuromarketing.
En un sistema donde casi todo se compra y vende…, la gratitud pareciera ser de otro planeta.
La importancia que exista tú: es que me encuentre yo.
El camino más largo es el camino hacia nosotros mismos.
El fracaso también tiene algo que enseñarnos: lo más importante.
Ser eternos no es un privilegio, es una responsabilidad.

La imaginación no está por estar…, sino para encantarnos siempre!

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