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La
esperanza es la que siempre espera buenas nuevas, pese a que sea crea que todo está
perdido.
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El
sistema de mercado es el mejor en conseguir la acumulación en pocas manos.
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Las
“cumbres” van y vienen; pero la realidad tiene otra cara.
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La
comunicación es un medio: su tesoro o su maldición es lo que transmite.
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El
resentimiento contenido constituyen las grandes calderas del mundo moderno.
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Las
reservas morales han cambiado su ubicación: se han desinstitucionalizado.
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La
inspiración para vivir cada día: constituye el mayor regalo que podemos
compartir con el otro.
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No
se conoce de un dique que detenga a un río: al contrario lo agiganta.
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Si
queremos ascender, tenemos que descender; porque construir sin cimientos es la
ruina.
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Todo
lo que se estanca se corrompe; por eso la vida no se detiene.
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Cuando
vivimos no para dañar a nadie: hemos alcanzado la plenitud.
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La
democracia sale de su letargo solo en los tiempos de campaña política; luego,
vuelve a morir.
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“Si
vis pacem, para bellum” : nos indica el
reducto de perversidad que se anida en la deshumanización de la autoidolatría.
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Las
enfermedades y los vicios huyen: de quien respira conscientemente.
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Como
la llama derrite la cera de una vela; la sonrisa hace lo suyo con el
prepotente.
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Podemos
mofarnos de la ética; pero su ausencia causa el derrumbe de los más preciados sueños.
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La
represión es como derramar parafina sobre el fuego.
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La
mayor arma de destrucción masiva es la unión del poder económico con el poder político.
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Ser
millonario para ser infeliz: es más común de lo que nos podemos imaginar.
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Cuando
lo extraordinario nos parece ordinario: es señal que ha comenzado nuestra
decadencia como civilización.
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La
tristeza se anida donde falta la fe.
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Se
siguen construyendo grandes edificios: sin importar a nadie la estatura de
quienes vivan allí.
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El
lenguaje de cada ser es único: y entenderlo, el mayor privilegio.
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La
brevedad del tiempo no es una guillotina; es un trampolín.
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