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El peor
derroche es el del tiempo.
Un sistema
que para subsistir tiene que dominar: es efímero y asfixiante.
Lo esencial esta en lo ordinario; por eso,
generalmente, es atropellado.
Las
conquistas individuales terminan con el individuo.
La vida hay
que descubrirla para vivirla.
Los sueños
son maravillosos cuando dejan de serlos… como las nubes cuando se convierten en
lluvia.
¿De qué
sirve vivir sino es para captar la vida de todo lo que nos rodea?
Cualquiera
diría que la paciencia es de lo más débil que hay…, pero ¡mueve montanas!
Dichosos
los que no viven de deseos; sino que hacen realidad los deseos de los demás.
La vida no
es para buscar caminos; es para hacer de ella un camino.
La perfección no consiste en pretender ser
otro; sino en ser uno mismo.
En nuestra reconciliación con la tierra esta
nuestro futuro.
El mar es inmenso; pero siempre sensible a cada
gota de la lluvia.
Hablar demasiado del adversario más nos
debilita; porque posponemos nuestro protagonismo.
El mentiroso no cree en nadie, porque cree que
piensa que todos son como él.
La adversidad existe para que reluzca nuestra
capacidad.
¡Qué absurdo! Sabemos que los recursos
naturales son limitados: y hemos perdido la capacidad de evitar el derroche.
Es paradójico que no solo son planificados los éxitos
sino también las crisis.
Sin objetivo la vida no tiene sentido.
El adversario es el distractor numero uno en
los de débil espíritu.
Que el objetivo no sea “comprar” sino crear, hacer,
producir…
Esperar la comprensión de los demás: es como esperar
que llegue el fin del mundo…
El bien en si mismo: merece toda nuestra atención
y servicio; sin necesidad de mediadores.
Todo fin es
principio. Todo es presente; y nada queda atrás.