169/jose leandro flores gomez
Salir del afán por el quehacer: es la mayor conquista para adentrarse en el ser.
Salir del afán por el quehacer: es la mayor conquista para adentrarse en el ser.
Cuando uno se decide a construir
su camino: ha comenzado a vivir.
Los prejuicios son la causa que la vida se convierta en una tragedia.
El objetivo de la vida no es la tranquilidad
sino la evolución constante.
No se trata de querer siempre más; sino de
aprender a desechar todo lo que no nos es necesario.
Cuando hemos creído que hemos llegado; es
cuando estamos comenzando.
Tenemos un gran privilegio: revertir la
tendencia de vivir para sí mismo a vivir para los otros… porque ¡de los otros
nos viene la vida!
El colmo de lo absurdo es procurarse como
especie humana su propia autodestrucción.
Construir grandes megapolis para que la especie
humana se enferme… se ha convertido en un gran negocio.
A veces vivimos mas de recuerdo…, creyendo que
así vamos a obviar la realidad; pro es una ilusión más.
La liberación diaria es necesaria: para poder
vivir el presente.
La curiosidad no debiera ser por querer
saber más cosas del otro, sino por la
necesidad de disminuir el gran e
spacio que ocupa nuestra ignorancia.
Hoy día pareciera que hay más afán por
desconocer al otro, que por conocerlo.
Quien no se conoce a sí mismo, menos se
interesa por conocer al otro.
El verdadero mal no es la propiedad privada en
sí; sino que no cuente con límites establecidos y respetados.
La mayor amenaza para el planeta es la carencia
de límites con que cuenta la propiedad privada. (Las multas no son suficientes
para detener su voracidad).
La soledad no existe; y no la hace aparecer ni
la muerte.
Vencer el afán de dominación; es la única
victoria que vale la pena.
Llevar una vida horizontal podemos considerarla
como un fracaso; porque nos perdemos de la hondura y la altura que tiene la
existencia.
Nuestra mayor riqueza no es saber; sino sentir.
Nuestro hábitat es la cultura: y toda ella es
un invento.
Todo poder tiene un principio y un término: la
fragilidad.
El amor, como la luz, no conoce interrupción…,
ni por un segundo.
La pobreza es tan frágil como la riqueza;
aunque en apariencias parecen opuestos.
Lamentablemente, en el mundo, la existencia del
dolor se equipara con el nivel del sufrimiento.
El silencio tiene más presencia y fuerza que la
palabra.
Para hablar, siempre, primero hay que escuchar.
La democracia agoniza, no solo
por los malos políticos, sino sobre todo, por la falta de ciudadanos.
La ley es presión; el amor, liberación de la ley.
Toda acción genera reacción; y toda inacción, el doble de reacción.
La vida cobra belleza: cuando el corazón no está vacío.
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