lunes, 16 de diciembre de 2013

169/jose leandro flores gomez

Salir del afán por el quehacer: es la mayor conquista para adentrarse en el ser.
Cuando uno se  decide a construir su camino: ha comenzado a vivir.
Los prejuicios son la causa que la vida se convierta en una tragedia.
El objetivo de la vida no es la tranquilidad sino la evolución constante.
No se trata de querer siempre más; sino de aprender a desechar todo lo que no nos es necesario.
Cuando hemos creído que hemos llegado; es cuando estamos comenzando.
Tenemos un gran privilegio: revertir la tendencia de vivir para sí mismo a vivir para los otros… porque ¡de los otros nos viene la vida!
El colmo de lo absurdo es procurarse como especie humana su propia autodestrucción.
Construir grandes megapolis para que la especie humana se enferme… se ha convertido en un gran negocio.
A veces vivimos mas de recuerdo…, creyendo que así vamos a obviar la realidad; pro es una ilusión más.
La liberación diaria es necesaria: para poder vivir el presente.
La curiosidad no debiera ser por querer saber  más cosas del otro, sino por la necesidad de disminuir el gran e
spacio que ocupa nuestra ignorancia.
Hoy día pareciera que hay más afán por desconocer al otro, que por conocerlo.
Quien no se conoce a sí mismo, menos se interesa por conocer al otro.
El verdadero mal no es la propiedad privada en sí; sino que no cuente con límites establecidos y respetados.
La mayor amenaza para el planeta es la carencia de límites con que cuenta la propiedad privada. (Las multas no son suficientes para detener su voracidad).
La soledad no existe; y no la hace aparecer ni la muerte.
Vencer el afán de dominación; es la única victoria que vale la pena.
Llevar una vida horizontal podemos considerarla como un fracaso; porque nos perdemos de la hondura y la altura que tiene la existencia.
Nuestra mayor riqueza no es saber; sino sentir.
Nuestro hábitat es la cultura: y toda ella es un invento.
Todo poder tiene un principio y un término: la fragilidad.
El amor, como la luz, no conoce interrupción…, ni por un segundo.
La pobreza es tan frágil como la riqueza; aunque en apariencias parecen opuestos.
Lamentablemente, en el mundo, la existencia del dolor se equipara con el nivel del sufrimiento.
El silencio tiene más presencia y fuerza que la palabra.
Para hablar, siempre, primero hay que escuchar.
La  democracia agoniza, no solo por los malos políticos, sino sobre todo, por la falta de ciudadanos.
La ley es presión; el amor, liberación de la ley.
Toda acción genera reacción; y toda inacción, el doble de reacción.

La vida cobra belleza: cuando el corazón no está vacío.

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