NÚMERO 96
(Autor: jl flores Gómez)
El derecho a la información es violado permanentemente
por los medios de comunicación oligopólicos.
La desinformación es el arma principal de
la guerra de cuarta generación.
El concepto y practica de “propiedad
privada” es uno de los inventos más irracionales y perversos que
que se han creado.
El acierto mayor es darnos cuenta que somos
meros “administradores” de la abundancia que es para todos los seres.
La tierra está llena de antenas y el
espacio de satélites…, pero no es suficiente: la Tierra necesita de mas
caminantes con luz en su corazón.
La fuga de sí mismo es constante, como si
uno fuera lo menos deseado de conocer y amar.
A cuantos se
nos ha olvidado que en la conversación lo principal es “escuchar”.
El camino al éxito no siempre coincide con
el camino a la plenitud.
Nos resulta tan fácil ver lo que no nos
gusta del otro; y tan difícil verlo en nosotros mismos.
“La fiebre por el oro del siglo XIX” es poca cosa en comparación con “la fiebre
por el consumismo”.
La clave para el descanso y la salud no es
“desconectarse” sino “conectarse” a fuentes y núcleos de paz y de sentido.
El mayor aporte de la noche es el fulgor
luminoso de las estrellas…
La infamia no existiera si no hubiera
mentes pervertidas.
Pisotear al otro para ganar es como
derribar el árbol para tener sombra.
Elegir el amor como la fuente para vivir es
tan acertado como elegir el agua para calmar la sed.
Dar la vida no es un privilegio de héroes
sino la alternativa al alcance de todos.
Uno de los errores más frecuentes es
pretender ser feliz a costas del otro.
La existencia de santos y de sanguinarios…,
nos habla de la existencia de muchedumbres con unas y otras características.
Los aprendizajes de cada jornada son lo más
importante de vivir; son el insumo que promueven el crecimiento.
Los pequeños
defectos del otro pueden ser los grandes defectos en uno.
La hora de
meditación, de silencio…, es el tiempo más importante de la jornada en cuanto a
la comunicación con todos y con el Universo que promueve.
La razón última de nuestro cuerpo es funcionar como una gran antena
para captar lo real pero invisible.
Todos los seres somos importantes porque establecemos los nexos de
comunicación entre unos y otros seres.
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