sábado, 23 de febrero de 2013


101-jlfg (autor)
La tarea que nos toca no es recorrer caminos sino abrirlos.
La vida bien vivida deja huellas imborrables.
Es imposible dejar de ser emisores de energía; el problema es ¿de qué tipo?
La añoranza carcome el alma; la esperanza la fortalece.
Cuando la oración se llena de palabras; es ruido que lo lleva el viento.
Lo que precisa no es observar a los demás; sino contemplarlos.
Lo que Dios hizo es maravilloso; pero lo que está haciendo,  también.
El desanimo puede aparecer en la cabeza; pero que no llegue al corazón.
El aferramiento al pasado equivale a aferrarse a la cáscara del árbol, y renunciar ir a la medula del troco y a sus raíces.
El temor invade a los poderosos, por eso se llenan de armas.
La paciencia es la base de la perseverancia.
Los imperios llegados su tiempo se desmoronan solos.
La necesidad del descanso es tan imperiosa como la de trabajar.
El mundo puede estar al revés, pero su capacidad de volver al equilibrio no la pierde nunca.
Los artistas te sorprenden, gracias al espíritu que mora en ti.
Quienes piensan que nada debe cambiar; han puesto el arado delante de los bueyes.
La farándula es para el pensamiento lo que la comida chatarra es para el cuerpo.
A veces la aceptación del otro requiere la anulación de sí mismo.
La ansiedad es el primer paso para el desequilibrio.
Cada día hay que germinar…, no importa si es invierno o verano.
En la renovación esta la eternidad.
El dialogo con Dios tiene un canal: el otro.
El fácil mantener la atención cuando hay paz en el corazón.
La aceptación de si mismo es incompleta sino le antecede la aceptación del otro.

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