Antes se pensaba,
“cuidado!, le sucedió al otro, te podría suceder a ti”. El nuevo pensamiento es:
“Lo que sucede al otro, te sucede a ti”.
Difícil…, pero ha
de ser posible encontrar coherencia a las contradicciones.
Los medios de información:
desinforman. El sistema político creado para buscar el bien común, busca su
bien individual. Las iglesias surgidas para hacer presente a Dios en el mundo,
lo expulsan…. Por lo tanto, es un buen momento para refundar nuestro mundo.
“Nuestro mundo”: no es el Mundo, que es de todos; sino solamente el
propio, el de sí mismo, el interior. “Nuestro”, significa de ¡TODOS!.
Lo importante, lo esencial: no ocupa espacio ni lugar, ni tiempo; está
en todas partes y siempre.
La fusión con el ser-energía es infinita…
Los tiempos de silencio son los de mayor claridad porque el ser es
Luz.
Si el ser fuera estático seria nuestra mayor: acostumbrémonos al
cambio y evolución sin fin.
No se trata de crearnos un mundo propio; sino descubrir el mundo en
que estamos.
A lo que hay que darle lugar es a la ESPERANZA, y no al miedo (como
abunda en nuestros días).
El ocio no solo es el padre de los vicios, sino también el absoluto
abandono de nuestra Misión: ser canal de energía vital para los otros.
Seamos rio o seamos represa…, lo importante es ser agua para el
sediento.
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