viernes, 23 de febrero de 2018

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Bendito los pies que no maltratan la tierra, benditas las manos que cuidan las plantas, benditos los corazones que aman su entorno procurando la vida por sobre todo basurero y sequedad. Dichosa la inteligencia que no usa pesticidas y benditos cerebros que dormidos y despiertos piensan en hacer el bien. Pensar así casi es pensar en seres de otro planeta... pero no importa: se trata de cambiar el concepto mal traído de ser "urbano".  

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