sábado, 25 de febrero de 2017

Jlfg - pág. 416
Qué manera de insistir en autoengañarse cuando se habla de “gastos de defensa”, y no llamar las cosas por su nombre: gastos para la guerra, o mejor todavía: “nuestro negocio de la guerra”.
El materialismo de nuestro tiempo lo que más castiga es  la imaginación. Mas sin ella, se acaban nuestros sueños; y sin sueños no vale la pena vivir.
Los pueblos no tienen problemas de talentos; el problema es que ellos se pierden en el océano de la pobreza. Por lo general, los talentos están bajo las piedras, y son estrellas ocultas como las del firmamento con luz propia.
Que el objetivo de la vida sea poseer propiedades es un invento de alguien desquiciado que nunca supo para qué es la vida, pero conto con los medios para meter en ese barco a la Humanidad.
El universo siempre se ha confabulado para abrirse camino así sea a partir del caos: en nuestros días también es así, y también a nivel social… en este ámbito, es la razón la que se ha convertido en el mayor obstáculo.
De lo que se trata es desatar nuestras manos, mente y corazón: para compartir. Seguros que ese es  el camino que la Humanidad ha perdido, recibiendo como paga su empobrecimiento.
La belleza de pensar es tal cuando va acompañada de la belleza de sentir; solo entonces se pueden convertir en acción. Las acciones son las que mueven al mundo, para bien o para mal; depende de cual sea su fuente de inspiración.
La pérdida de sensibilidad equivale a la pérdida del alma. A un animal así lo consideramos un monstruo…, pero nos cuesta reconocerlo en la especie humana por la falta de sensibilidad.
El mayor regalo es nuestro presente; estar preparado para recibirlo implica no estar habitando en el pasado ni soñando en el futuro, porque es un regalo que requiere de todas nuestras capacidades para fructificar.
Pasamos mucho tiempo tratando de entender verdades… y está muy bien; el error consiste en asociarla con lo trascendente divorciada de lo inmanente. Entonces, ¿A quién pueden servir esas verdades?
Hay quienes han optado por no complicarse y vivir solamente, dicen. ¿Pero es posible? Para vivir se requiere ser libre, amar y servir…, de otra manera solamente se es vivido por otros agentes extraños dentro de sí, en su mente y corazón: o sea, se termina viviendo la vida de ellos a costa de la propia.
La vida comienza en la comunicación; y la vida termina con la incomunicación. El infierno en la tierra es la incomunicación…, por desgracia muy extendida, silenciosa y torturadora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario