viernes, 17 de febrero de 2017

jlfg-pag.414

        Para algunos la religión les sirve para salvarse, y a otros, para perderse. Es decisivo no el lugar donde estemos sino como estamos; no lo que hagamos, sino como lo hacemos; no lo que decimos, sino desde donde lo hablamos... En definitiva, se trata de que calidad de personas somos. La calidad de una persona se mide por sus hechos; por sus acciones. Hay, por ejemplo, personas que no hablan y son grandes aros de luz; como las hay que hablan mucho y no dicen nada.

          La frase "la mejor palabra es la que no se dice", nos debiera llevar a comprender lo importante que es la prudencia para hablar y para vivir. Uno tiene que cuidar las palabras que dice, y no hablar por hablar; ni repetir por repetir; es necesaria la reflexión: ¿por que voy a hablar y por que voy a callar? El prudente cuida de no ofender, no dañar; así como también, de hablar oportunamente, y hablar lo justo y preciso.

          

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