sábado, 22 de octubre de 2016


jlfg - Pag. 379

Hay que empezar, no hay que continuar. Se trata de reconstruir desde las cenizas que hay de un sistema que abandonó  al hombre, y con él, la vida y la ecología (por eso se habla de ecocidio). No hay que esperar que se extienda la III guerra mundial, que ya ha comenzado… hay que despertar: saliendo de si mismo y yendo al encuentro del otro, como un hermano de especie, de destino…


La incomunicación está haciendo de las suyas; a la persona que incomunica la aísla, la desvincula de su entorno y de su especie: resultado, un ser extraño. Nuestro propio bienestar pasa por el Bien Común. Nuestro propio lugar está en el otro. Por naturaleza somos sociables; pensar y actuar lo contrario, nos vuelve pobres e indigentes.


La oportunidad de cada instante es infinita; solo bastaría tener conciencia de este fenómeno maravilloso que todo está en el presente. La alienación del pasado y del futuro siempre pretende imponerse…, pero no es lo más saludable porque nos impide vivir el presente: que es el que hay que transformar, colorear, musicalizar y compartir.



Mientras permanezcamos en el individualismo nunca haremos las cosas, acciones, realizaciones que solamente son posibles realizarlas en conjunto, en equipo, en comunidad…
Y que son las más importantes, porque son inclusivas y no excluyentes como las que están generando los paradigmas actuales.



Con motivación, respeto y autoestima… haríamos maravillas porque hoy por hoy el pesimismo y la resignación están haciendo estragos. Esto se acrecienta con la ignorancia que hace de las suyas cuando muchísimas personas no entienden lo que leen, y por lo mismo ha preferido dejar de leer. Es un círculo vicioso… y a muchos medios no les interesa este abismo que conlleva la deshumanización de la persona.



El pesimismo campea por todas partes, llenando de tristeza y un profundo sin sentido a muchas vidas, sobre todo de jóvenes… Al ser humano le hace daño un sistema social que es fábrica de seres artificiales.


La mayor virtud en este tiempo es la creatividad, ya que no se puede seguir en lo mismo que claramente conduce a un desconcierto generalizado. Por todos lados ha hecho aguas este sistema social. Con la centralización del objeto, el sujeto ha perdido su protagonismo, y prácticamente ha desaparecido.

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