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Las ideologías no son para separar sino
para unir: luego viene el desafío de la convivencia.
Cada día tenemos tareas inmensas: solo hay
que tener conciencia de ellas.
La verdad es lo más bello que persistimos
en no querer ver.
La vida no es para soñar; es para realizar
los sueños.
Lo más temido por los poderosos es la
consciencia; para acallarla se instruye en vez de educar.
La persuasión no lesiona la libertad del
otro; la manipulación, lo anula.
Dormir es el mejor descanso; pero sin la compañía
de pesadillas.
La libertad no necesita pasar por los
cuarteles; porque no necesita imponerse a nadie.
Los tsunamis de ciudadanos son la única fuerza
capaz de cambiar la historia.
Cuando el conocimiento de sí mismo es el
punto de partida y el punto final: entonces la vida no ha sido un desacierto.
Hay muchas “ansias”, pero solo una
necesaria: la de ser.
Si estamos en un multiverso; entonces es lo
más normal estar naciendo y muriendo en todo instante.
Si no hay mañana ni pasado sino solamente
presente eterno e infinito; entonces no hay que buscar la vida donde no existe.
Los ritos se vuelven alienantes cuando se
convierten en mitos; pero mientras mantengamos la consciencia de lo que son…,
son puentes, ventanas o espejos.
Para que puedan correr los ríos del amor
hay que cerrar las llaves del individualismo.
El mutismo que reina entre los seres
humanos es impresionante en medio de aglomeración de la maquinas.
Todos reclaman la verdad… ¿pero a quien le
interesa de verdad?
La verdad no hay que buscarla en las cúpulas;
esta en el valle.
Si queremos la vida, cultivemos la
disciplina.
Lo que ha echado al tarro de la basura es
la construcción de ciudadanía.
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