jueves, 11 de abril de 2013


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Las ideologías no son para separar sino para unir: luego viene el desafío de la convivencia.
Cada día tenemos tareas inmensas: solo hay que tener conciencia de ellas.
La verdad es lo más bello que persistimos en no querer ver.
La vida no es para soñar; es para realizar los sueños.
Lo más temido por los poderosos es la consciencia; para acallarla se instruye en vez de educar.
La persuasión no lesiona la libertad del otro; la manipulación, lo anula.
Dormir es el mejor descanso; pero sin la compañía de pesadillas.
La libertad no necesita pasar por los cuarteles; porque no necesita imponerse a nadie.
Los tsunamis de ciudadanos son la única fuerza capaz de cambiar la historia.
Cuando el conocimiento de sí mismo es el punto de partida y el punto final: entonces la vida no ha sido un desacierto.
Hay muchas “ansias”, pero solo una necesaria: la de ser.
Si estamos en un multiverso; entonces es lo más normal estar naciendo y muriendo en todo instante.
Si no hay mañana ni pasado sino solamente presente eterno e infinito; entonces no hay que buscar la vida donde no existe.
Los ritos se vuelven alienantes cuando se convierten en mitos; pero mientras mantengamos la consciencia de lo que son…, son puentes, ventanas o espejos.
Para que puedan correr los ríos del amor hay que cerrar las llaves del individualismo.
El mutismo que reina entre los seres humanos es impresionante en medio de aglomeración de la maquinas.
Todos reclaman la verdad… ¿pero a quien le interesa de verdad?
La verdad no hay que buscarla en las cúpulas; esta en el valle.
Si queremos la vida, cultivemos la disciplina.
Lo que ha echado al tarro de la basura es la construcción de ciudadanía.

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