martes, 9 de abril de 2013


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El fallecimiento de personajes remueve el piso de millones: por la visión siempre expectante del tema.
Bienvenida la transformación en todos sus niveles: es parte de la naturaleza que nos contiene eternamente.
Los tiempos de gloria son cortos; los de poder, efímeros…, y el olvido puede con todo.
El alma humana no encuentra sosiego mientras esta fuera de sí misma.
La plenitud es lo más próximo que tenemos.
Las ideologías son causas de la mayor unidad y de las mayores divisiones: dan cuenta de nuestra estructura siempre insospechada.
Casi nadie enseña a pensar (ni personas ni instituciones) e insisten en que lo mejor es la repetición.
La repetición impide el crecimiento, el desarrollo, la evolución; es decir, niega la naturaleza del ser.
Creer que uno se levanta “seguir viviendo” es un grave error; la vida no sigue, la vida es siempre.
La concepción que se tenga de la vida es lo que determina la práctica de ella.     
Los tesoros siempre se encuentran en medio de desechos; el sabio los encuentra. El necio los confunde.
La  brevedad de la vida es un bien…, si nos alimenta la prudencia.
Todo lo que queremos esta dentro de nosotros mismos; todo lo que necesitamos se encuentra en los otros.
Los atentados nos horrorizan por su crueldad…, hay un gran atentado silencioso y secular que no queremos ver: la destrucción del único lugar que todos tenemos para vivir.
No es preciso quitarle la vida al otro para ser criminal; basta quitarle el pan (de la cultura, del espíritu, del cuerpo).
Cuando la creatividad pierde su bondad de origen cuando es capturada por el mejor postor.
La gran amenaza de las Transnacionales es que se vuelven inhumanas.
Cuando se invento la Banca probablemente no se imaginaron que se convertiría en el gendarme de la inmensa cárcel de los sobreendeudados.
Aprender a vivir es aprender a des-vivirse.
El subdesarrollo humano es mucho mayor que el del tan publicitado desarrollo.

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