domingo, 25 de noviembre de 2012

jlfg: Numero 64


Necesitamos cambiar las quimeras por utopías: dando lugar y tiempo en nosotros a esas realidades para que existan como buenas nuevas en nuestro aquí y ahora.
Vivir para servir es haber iniciado el camino de la plenitud.
El Estado no es el que privatiza; sino los privados que hacen público al Estado.
Con demagogia cualquier mentira se puede presentar como verdad; pero la Ética seguirá siendo luz en medio de la oscuridad.
Hay instituciones que se han quedado sin mensajeros: y hablan solo de sí mismas.
La labor diaria de los Caminantes de Luz está centrada en hacer el bien; aun en medio de la batahola del circo globalizado.
El otro: nuestro centro y nuestro espejo…
¿Tú eres lo que haces? No se necesita “hacer para ser”; es a lo inverso.
El pensamiento es ¡fantástico!; y el cuerpo no lo es menos. Ellos son una misma realidad y no compiten entre sí… a nosotros nos ensenaron a separarlos y hasta contraponerlos.
La intuición no es mirar hacia afuera; es contemplar hacia adentro.
Escuchar a Dios no es escuchar al predicador; es escucharse a sí mismo.
La plenitud no es “tenerlo” todo; es “abrirse” a todo: el ser ansia estar interconectado porque no está fragmentado.
El soberbio solo ve las debilidades y defectos de los demás; y no repara en los propios.
No basta “sentir amor”, sino se expresa. Al otro no le alimentan  las “intenciones” sino las acciones.
No pidamos a nada ni a nadie que sea “estático”, sino “equilibrado”.
Todo tiene su tiempo…., los poderosos caen de sus tronos, y para los desheredados nace la Esperanza.
Confiar en el otro, es  prepararse para una decepción; porque está mal ubicada la confianza.
Pasar de los deseos a las declaraciones es un salto cualitativo importantísimo…
“La certidumbre” es buena compañía;  “La certidumbre” es buena compañía; no así la “incertidumbre” que suele provocar confusión y exaspero.


El camino del  bien se construye donde uno esta; allí es donde moran los seres esperando que los miremos, detengamos y convivamos.
La violencia de género no baja de sus altos niveles… porque se busca lograrlo a través de leyes y no a través del testimonio.
La sincronicidad siempre está esperando en nuestra puerta, esperando que la abramos para ser partes de ella.

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