“La refundación” es uno de los fenómenos de
nuestro tiempo: en diferentes aéreas y lugares ya han comenzado; y otros,
todavía se resisten.
Cuando las instituciones no funcionan… es
hora de la mudanza como lo hace la Naturaleza.
¡Qué difícil la situación en Honduras: un
asesinato político más…!
En El Salvador, p. Chamagua: ¡una voz de
profeta en el desierto…!
La serenidad de la Tierra, no es inmovilismo
sino movimiento coordinado.
Las cicatrices del alma son trofeos del
espíritu indómito.
No importan los desaciertos; importan los
aprendizajes de los errores.
No importa ser seres sagrados, divinos…;
importa actuar como tales.
El presente nos supera; el futuro, nos
sobrepasa.
Nuestra población objetiva no son los que están
en los espacios públicos, sino aquellos que están encerrados… que no salen de
su casa.
La llama de la Esperanza siempre es
necesaria y bienvenida en todo el mundo… porque hay invierno en millones de
seres.
La sustitución de la democracia por la
partidocracia ha hecho estragos.
Todos los seres tienen sus derechos, no es
necesario que se los concedamos; solamente que se los respetemos.
La
impaciencia por vivir muchas veces no nos deja vivir!
La humildad
ennoblece y fortalece a quienes la practican…, y permite contemplar la singularidad del otro.
La belleza de la Tierra no es ella misma
sino sus frutos; de la misma manera, la belleza de los seres humanos no son
ellos mismos, sino sus frutos.
Sin valores
es imposible la convivencia…
Para que la comunicación
sea transparente…, no debe haber ninguna mediación (intereses), solamente la
dignidad y singularidad del otro.
Para
recibir, hay que dar. ¿Cuántos se quejan que no reciben nada… Y, se preguntan: cuánto
dan?
El objetivo
no es la sobrevivencia o abundancia personal; sino de la especie… no hay otra
alternativa.
La riqueza
generada por cadáveres en el camino: ¡es absurda!
Lo
importante no es estar “vivos” sino estar en la “vida”…
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