NUMERO 91
Los que han perdido el rumbo no son los
humanos; sino los inhumanos.
El espíritu se hace carne cuando se
derrumban los muros de nuestras creencias.
El cuerpo es el vehículo del amor; por eso,
aunque muera, no desaparece.
El problema no es la falta de dinero ni de
recursos, sino la falta de sensibilidad y de sabiduría.
El lenguaje de los cambios climáticos… algo
importante quieren decirnos: ¿a ver si como humanidad somos capaces de
escucharlo?
Las nuevas generaciones ya están aquí: silenciosas
e inocentes. El solipsismo de los adultos sigue siendo peligroso.
Cada uno habla bien de si mismo…, pero eso
no basta; hay que escuchar el eco de las otras voces.
Haz que las estrellas no solo estén en el
Universo sino también en tu interior… iluminando de día y de noche.
No es necesario tener ojos para ver, ni
oídos para escuchar; basta tener un corazón que sienta y que solidarice.
La ambición es como abrir una botella de champán:
se destapa y expulsa todo su contenido…
Los anhelos de libertad y justicia pueden
esperar mil años…, más no mueren y los resucitan los líderes.
El cambio de paradigma es tal cuando es
profundo y total; sin componendas ni adaptaciones.
Cada vez que respiramos: recibimos y
entregamos…; así es nuestra naturaleza: totalmente vinculada al Universo.
No basta “ver”; es preciso “sentir”, y
solidarizar de forma eficaz a través de la Energía.
Todo momento es una única oportunidad para
irnos conquistando a nosotros mismos: para ser mas tolerantes, amables, condescendientes,…
seres de o con luz.
La fortaleza no proviene de uno mismo…;
somos receptores de la riqueza de insumos que proviene del exterior, del
contexto.
Qué hermoso tiempo el de cada uno; que
excepcionales circunstancias de cada uno… No puede ser mejor; ¡y solo falta que
me dé cuenta!
Increíble: la misma tierra puede ser estéril
o generosa; dependiendo si cuenta o no con agua. Lo mismo es la acción del amor
en la vida de quienes nos rodean.
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