El atardecer es parte del amanecer; no
abría aquel sin éste; cuando vemos la cosas separadamente no lo percibimos.
La guerra de cuarta generación busca
controlar; y lo está logrando…
Muchas veces en el momento no hay salida
(solución)…, pero si dejamos transcurrir un poco de tiempo –y con algún ejerció
de meditación- maravillosamente también muchas veces se generan situaciones
totalmente diferentes.
Si aprendemos de las plantas a ¡no
atesorar! Ellas cíclicamente cambian sus hojas, entregan sus frutos… y se
alimentan solo de las bondades del agua, de la tierra, de la luz del sol y del
aire.
Una vez que llegamos a descubrir que
estamos en el mejor tiempo y en el mejor lugar para vivir…, que estamos en el
Paraíso y en la eternidad: es tiempo de
partir.
“Amén”, una palabra tan breve y tan difícil
de practicar: decir “sí”… en tantas circunstancias que nos gustaría decir “no”.
La corporaciones mediáticas quieren
terminar con la Esperanza de la Humanidad; por eso día y noche esparcen su
veneno por sus grandes medios (solo una corporación vale 68 mil millones de
dólares!).
Por lo general, lo perverso no está en los
medios sino en el mal uso que se hace de ellos: pienso en la religión, en la
política…
… para plantar unas azucenas tuve que
remover unas piedras que estaban en el lugar: cuantas veces queremos plantar
nuevos valores sin remover los antiguos (¡que contradicción! Que con frecuencia
se da en la educación).
Aprender a “respetar al otro“es el punto de
partida para ser “seres humanos”; esto significa que muchos no lo son aunque lo
parezcan.
La cotidianidad es el termómetro de la
verdad; es allí donde cesan las palabras o más bien ellas se deben convertir en
acciones y hechos. De modo que es allí donde también puede aparecer la
incoherencia.
El tiempo es lo más valioso que disponemos:
por eso, entregarlo o compartirlo es amar.
¡Qué bueno pensar y sentir así: Estoy en el
mejor tiempo y en el mejor lugar para vivir! (En vez, de quejarse).
Los tiempos del amor, de la sabiduría… no
son nuestros tiempos: de ahí el conflicto; y a veces, la desesperanza.
¿Para qué trabajamos? –Para ser felices
compartiendo; y no para atesorar –que no tiene sentido-.
No es fácil optar por el bien; peor aún
cuando hay poder…
Que democracia mas “anémica" subsiste…,
y se sigue hablando de ella como si fuera robusta y saludable. Por supuesto que
no se trata de cambiarla, sino de purificarla: con la jubilación de quienes la
han contaminado.
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