Lo eterno no está en el futuro; venimos,
estamos y continuaremos en él.
Compartir la alegría es un acto divino.
Atenuar el dolor, es sobre divino.
Ignoramos muchas cosas; pero no lo
esencial. Para ello disponemos de la intuición.
La llamada guerra de cuarta generación no
distingue entre adversarios y amigos: es ciega e irracional.
Nunca es tarde… porque todo es nuevo
siempre.
Las cosas buenas, la nobles; por lo general
requieren de perseverancia y constancia, a veces, casi infinita… pero se alcanzan
finalmente.
El trabajo nos concentra; pero que no
aparte de la ruta hacia lo infinito…
Si bien nadie sabe lo que acontecerá al
segundo siguiente…, el amor y la esperanza nos conforta y da sosiego.
La Naturaleza: además de ser nuestro Hogar, es nuestra gran Universidad….
El poder de las ideologías es devastador;
alimenta los dogmatismos.
La fortaleza tiene que tener un cimiento
adecuando: para que no se pierda por cualquier tropezón.
Los animalitos interpretan mas nuestros
gestos que nuestras palabras… en ese sentido, son muy sabios.
El hecho de ser “complejos” no nos debe
volver “complicados”; al contrario, la simpleza es una excelente virtud.
Al final no sabemos qué es la vida; la
experimentamos como un misterio hermoso.
El cambio de mentalidad que se necesita:
que poner nombre a las cosas no significa un poder para dominarlas, sino para
identificarlas, distinguirías y respetarlas.
Ningún camino tiene término, solamente cambio
de relevo…
El
fruto dulce…, es el fruto del trabajo (el otro es amargo).
El amor es simple para dar: basta con salir
del ego y del egoísmo.
Mas que “fuentes” somos “depósitos”… como
la pileta que recoge el agua.
Lo que más tenemos son sueños, pero lo más
bello es la realidad.
Está claro que quienes han dirigido el
barco de la humanidad, se han equivocado rotundamente.
Lo más grande de nuestro tiempo es que no
insiste en repetir sino en recordar y crear.
Las avenidas de las principales ciudades
del mundo se han convertido en ríos de manifestaciones… buscando un nuevo mar.
“Tierra”
ha resultado ser un nombre equivocado; su nombre debiera ser “cielo”.
Creo que tiene mucha razón, profesor, soy Esteban, el alumno que escribió la carta que lo animo....
ResponderEliminarEn todo caso,lo que usted dice de que la tierra no se deveria llamar así, sino cielo, encuentro que es la mejor definición para una vida que se vive día a día, y que uno tiene el placer de sentirla, cambiarla, y sobre todo vivirla, ya que pensando así, es una experiencia maravillosa.
Felicitaciones por su pagina, de seguro abrirá mucha mentes, y que poco a poco podría cambiarles la vida.