Aprender de los errores pareciera ser el
arte más difícil y útil en la vida.
Pasar un día sin maravillarnos seria como
no haberlo vivido.
El agua es silenciosa, pero es poderosa…
hay mucha potencialidad en lo oculto, cotidiano o desapercibido.
El tesoro más grande que tenemos es la
“misión” de vida; la razón del porqué estamos vivos.
Lo hermoso de
esta época es que más que “buscar” hay que “recibir”. La percepción es la
puerta.
En su tiempo se
pensó que era un adelanto; pero fue un retroceso: quedarnos solo con el
apellido: “humanos” y quitarnos el nombre… para diferenciarnos –se justificó-.
No hay nada más
extraordinario que lo cotidiano; la diferencia la hace la sensibilidad del
amor.
Empezar algo y
no darle seguimiento es peor que haber hecho el camino al revés.
A mas luz, mas
visión; a mas visión, mas realidad…, a mas realidad, mas compromiso.
Bendito el
pétalo de la flor que con su color y suavidad, sencillez y ternura mueve
montañas de amor y perseverancia.
No tiene sentido
estar vivos para sí mismo…, la vida es para entregarla como la llama de la
vela.
Un trabajo
urgente e importante: reconstruir el tejido social, destruido por el
individualismo y el consumismo (sin utopías).
Que torpe se
pone la razón cuando insiste en mantener los sistemas que están podridos y sin
incapaces de responder a las necesidades de la Humanidad.
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