miércoles, 3 de octubre de 2012

jlfg, No. 45


Aprender de los errores pareciera ser el arte más difícil y útil en la vida.
Pasar un día sin maravillarnos seria como no haberlo vivido.
El agua es silenciosa, pero es poderosa… hay mucha potencialidad en lo oculto, cotidiano o desapercibido.
El tesoro más grande que tenemos es la “misión” de vida; la razón del porqué estamos vivos.
Lo hermoso de esta época es que más que “buscar” hay que “recibir”. La percepción es la puerta.
En su tiempo se pensó que era un adelanto; pero fue un retroceso: quedarnos solo con el apellido: “humanos” y quitarnos el nombre… para diferenciarnos –se justificó-.
No hay nada más extraordinario que lo cotidiano; la diferencia la hace la sensibilidad del amor.
Empezar algo y no darle seguimiento es peor que haber hecho el camino al revés.
A mas luz, mas visión; a mas visión, mas realidad…, a mas realidad, mas compromiso.
Bendito el pétalo de la flor que con su color y suavidad, sencillez y ternura mueve montañas de amor y perseverancia.
No tiene sentido estar vivos para sí mismo…, la vida es para entregarla como la llama de la vela.
Un trabajo urgente e importante: reconstruir el tejido social, destruido por el individualismo y el consumismo (sin utopías).
Que torpe se pone la razón cuando insiste en mantener los sistemas que están podridos y sin incapaces de responder a las necesidades de la Humanidad.

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