viernes, 31 de agosto de 2012


NUMERO 37
Romper las ataduras de la “repetición” es entrar al estadio de la responsabilidad y la libertad.
Buscando la Luz cada día….   Estar en la Tierra es estar en medio de los claros-oscuros, de la salud y la enfermedad, de la vida y de la muerte; del amor y del odio… En ese mar navegamos cada día.
El gran sentido de nuestra existencia no lo encontramos en nosotros mismos sino en la “relación”, en el vinculo, en el holograma con el conjunto de otros seres que conformamos lo que llamamos con una sola palabra: Naturaleza… nuestra hogar y nuestra morada y nuestra eternidad.

El universo de nuestra conciencia corporal nos espera cada día…, para entregarnos, como el polen de la flor a la abeja, como la miel de la colmena al paladar, el calor y la luz que da plenitud a nuestra existencia.

Cambiar el “deseo” por la “recepción” es un buen acierto…, porque aquellos distraen, y éstos llenan nuestro vacío y lo trasforman en un manantial.

A veces a uno le cuesta callar…, porque cree que es debilidad; más lo cierto, es que el silencio oportuno es sabiduría.

Lo ojos del cuerpo a veces prefieren llorar de amor: así comparten su sintonía con el Todo y la Totalidad.

Nuestro cuerpo es demasiado pequeño para nuestra alma: ella necesita del Universo como su hogar.

La riqueza de la Historia no está en los ríos de tinta…, sino en los caudales de Energía cultivados y heredados por nuestros antepasados de millones de años.

Esta ramita parecía seca todo el invierno…, pero ¡ha florecido!
En medio de una gran sencillez: un gran milagro…
El mismo que está ocurriendo en cada instante,
como en todo los seres también en cada uno.

El objetivo manifiesto consiste en contener a la humanidad atada a sus grillos (creencias introducidas en su psique) para que no reclame ni libertad ni evolucione.
El Amor construye; el autoritarismo, destruye. Es frágil el sistema que se mantiene por la fuerza.
Nuestro yo colectivo contiene  diversidad de “otros” que conforman  el nosotros. Esto lo “sabíamos” pero no lo “sentíamos”.
“Recapacitar” da espacio al Amor… el que con frecuencia se ve marginado por la impetuosidad del momento.
La eternidad de nuestro hoy es impagable y suficiente: es la experiencia de nacer a la trascendencia.
Las nuevas flores se entremezclan con las hojas secas, sin competencias ni añoranzas, solamente viviendo etapas diferentes.
No ha sido fácil el camino para nadie; tenerlo en cuenta ayuda a ver al otro en su contexto…, muchas veces más determinante de lo que nos podamos imaginar.
El silencioso rio no cesa de correr y saludarnos a su paso: siempre fresco, nuevo, generoso… una buena forma de ser.  La frescura, la novedad y la generosidad han de ser los colores de la Luz.
Que  hace que el sol estaba luminoso, y ahora nos envuelve  la oscuridad… es la perfección del Universo que nos invita a trabajar y a descansar. Los ritmos y sus compases nos  vitalizan y humanizan.
En nuestro ser, como en la semilla, está todo…, con la luz, el agua, la tierra,… su transformación es maravillosa.  En cada uno de nosotros, también.
Pasar del “juicio” a partir de lo que vemos; e “interpretar” el mundo interior a partir de los rasgos externos constituye una puerta a la anhelada comprensión y aceptación mutua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario