jueves, 16 de agosto de 2012


NUMERO 31
: Cuando queremos que los demás hagan lo que a nosotros nos parece bien: la debilidad es nuestra.
La conciencia eleva su voz en el silencio.
El compartir no es bien visto en nuestros días, porque está de moda el atesorar para permanecer en el circulo del consumismo.
Cuando el hacer brota y se encamina al ser… se ha logrado la unidad.
La energía del Amor mueve las entrañas del ser, lo vivifica y transforma.
El dolor del otro es nuestro dolor.
No hay tiempos ni distancias que resquebrajen la unidad.
La maravilla es que no somos seres determinados sino en construcción permanente y eterna.
Por lo tanto, no es suficiente vivir o estar vivos, sino ante todo estar creciendo en el amor, la solidaridad, la creatividad, la capacidad de entrega, en la capacidad de percepción y vinculación con todo lo que nos rodea o envuelve, que no es solamente un Universo sino un Multiuniverso.
En este sentido, estamos llamados todos a movilizar el cerebro de nuestro corazón para avanzar en por las nuevas sendas que nos señala la Energía que nos ha creado y nos sostiene y acompaña en esta empresa de ser nosotros mismos, respetando el ser y la existencia de cada otro y de todos los otros seres.
La evolución es constante y permanente, silenciosa y fruto de la constancia.
Frente a la abundancia de pánico que hay en el Mundo; hay mucho Amor y Esperanza que cultivar.
Casi  siempre tenemos “apuro”, aunque pocas veces sabemos ¡de qué y por qué!
Como fueron siglos de enseñanza que no somos “nada”, cuesta bastante recobrar la imagen real de lo que somos.
La anulación del ser humano a nombre de las ideologías fue siempre un plan de dominación.
Cuanto afán se puso en pretender cambiar al otro; y se olvidó por completo el cambio de sí mismos.

Como no nos podemos liberar de “interpretar”, al menos es preferible no hacerlo desde el egoísmo sino desde al Amor.
El reinado de la confusión  no es casual,  sino algo intencional; pero la conciencia es invencible.
El objetivo de hoy día no es vivir, sino vivir de forma distinta.
La misión original de cada uno es ser “creadores”; mas el éxito de la domesticación fue la de hacer “seguidores’

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