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Las divisiones sociales son reflejo de la
fragmentación interior de los individuos.
En la armonía del Universo, eterno e
infinito, navegamos cual gotas de agua en el mar.
El mejor bien es dejar que corra por uno
mismo la energía del amor para los demás.
No estamos en el peor de los mundos sino en
el mejor; y depende de nosotros no obstaculizar el flujo de lo maravilloso.
Cada uno está rodeado de la maravilla del
amor y la ternura: no hay que encerrarse en sí mismo.
La novedad es nuestra cotidianidad…, todo
es nuevo instante tras instante; a pesar de nuestros estancamientos.
La vida solo requiere de sendas para llegar
a muchos; y así que no mueran por falta del pan.
¿Por qué los sistemas financieros se están desmoronando?
Porque las burbujas no resisten la realidad.
No basta no tener problemas; mientras
existan son también nuestros.
Entre las manos el agua se escurre; igual
el amor, en la incomunicación.
El rebelde va buscando rivales; el amor,
aliados.
La imaginación puede con todo; mas la
realidad nos sosiega.
El amor tiene una gran misión: mostrarnos
la verdad.
El silencio es más importante que el verbo.
Firmamento sin nubes; corazón sin penas: un
momento de paz y felicidad.
¡Qué bueno que no seamos autosuficientes,
porque así los otros tienen cabida en nuestro corazón!
Del otro lado del espejo solo nos proviene energía
nueva que todo lo renueva.
El fulgor de lo cotidiano es semejante a
todo lo sobrenatural.
La lejana línea del horizonte nos habla de
la cercanía del Infinito.
Hablando de realidades: la primera de todas
es la interconexión existente desde y por siempre.
Mayor riqueza que el ser, no hay; pero no
siempre tenemos la conciencia.
El presente no tiene comparación; porque en
cuanto a realidad es lo único.
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