martes, 19 de marzo de 2013


112 – jlfg
Preguntarnos: ¿Somos libres?  No es una pregunta descabellada sino una responsabilidad humana y social.
No hay seres humanos perfectos; esta es una aspiración del inconsciente que rechaza la realidad de lo consciente.
El espíritu del ser es indomable e invencible.
Con frecuencia los muros que parecían inamovibles se diluyen cuando los envuelve la energía del amor.
 Las lagrimas son fuente de nueva vida, cuando las mueve el  amor.
La sorpresa es la cotidianidad; solo hay que aprender a percibirla.
Es mejor leer los signos de los tiempos para no ir contra corriente…
Amanece cada día para que salgamos a crear…, y así participar de la Energía que todo lo innova.
El estrellado cielo insiste en recordarnos nuestras dimensiones que conectan con las estrellas.
Vivido a plenitud el presente; no hay mas necesidad de eternidad.
La eternidad no se encuentra en el futuro; se encuentra en el presente.
La paciencia es una virtud que hace milagros: diluye hasta lo más intransigente y caprichoso.
El corazón necesita huéspedes; el amor, caminantes por sus sendas.
La educación no es para ilustrar la mente sino para ayudar a cada estudiante a que esculpa su alma y temple su espíritu.
La congregación de multitudes no es suficiente criterio de verdad; hay que examinar las intenciones.
“No hay que hacer leña de árbol caído”: solo es posible cuando la energía es el amor.
El quehacer es más efectivo y productivo cuando va precedido por el no-hacer (la meditación).
Los monopolios en cualquier campo, solamente hacen daño.
La ambición sin límites es la destrucción de si mismo también sin límites.
Los jóvenes traen la esperanza del futuro al presente porque es donde más falta hace.
Sin presente solvente no habrá futuro.
La sabiduría y la solidaridad son las dos alas que necesita la sociedad para salir de su atolladero.

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