112 – jlfg
Preguntarnos: ¿Somos libres? No es una pregunta descabellada sino una
responsabilidad humana y social.
No hay seres humanos perfectos; esta es una
aspiración del inconsciente que rechaza la realidad de lo consciente.
El espíritu del ser es indomable e
invencible.
Con frecuencia los muros que parecían
inamovibles se diluyen cuando los envuelve la energía del amor.
Las lagrimas son fuente de nueva vida, cuando
las mueve el amor.
La sorpresa es la cotidianidad; solo hay
que aprender a percibirla.
Es mejor leer los signos de los tiempos
para no ir contra corriente…
Amanece cada día para que salgamos a
crear…, y así participar de la Energía que todo lo innova.
El estrellado cielo insiste en recordarnos
nuestras dimensiones que conectan con las estrellas.
Vivido a plenitud el presente; no hay mas
necesidad de eternidad.
La eternidad no se encuentra en el futuro; se
encuentra en el presente.
La paciencia es una virtud que hace
milagros: diluye hasta lo más intransigente y caprichoso.
El corazón necesita huéspedes; el amor,
caminantes por sus sendas.
La educación no es para ilustrar la mente
sino para ayudar a cada estudiante a que esculpa su alma y temple su espíritu.
La congregación de multitudes no es
suficiente criterio de verdad; hay que examinar las intenciones.
“No hay que hacer leña de árbol caído”:
solo es posible cuando la energía es el amor.
El quehacer es más efectivo y productivo cuando va precedido por el no-hacer (la meditación).
Los monopolios en cualquier campo, solamente
hacen daño.
La ambición sin límites es la destrucción de
si mismo también sin límites.
Los jóvenes traen la esperanza del futuro
al presente porque es donde más falta hace.
Sin presente solvente no habrá futuro.
La sabiduría y la solidaridad son las dos
alas que necesita la sociedad para salir de su atolladero.
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