miércoles, 12 de septiembre de 2012

JLFG NUMERO 40



En el enjambre diario de actividades…, lo importante es la dirección inicial y final: que lo da la meditación.
El movimiento es la bendición para todos los seres, porque provee de vida.
La luz no solo ilumina sino que también transforma.
La Luz no está ausente ni en la oscuridad porque el Amor la hace presente.
Que error más frecuente: echarle la culpa a los demás de nuestros errores o faltas…, y de lo que no entendemos y de lo que suponemos.
En la medida de lo posible, no perder la capacidad de elegir entre ser un saco de problemas y ser uno de soluciones.
Saludar a cada ser en su divinidad es de lo más hermoso del hecho de estar vivos.
Nuestra naturaleza es permanecer en “dialogo” constante; del aislamiento surgen los depredadores.
Entrar en el océano del Amor es entrar a un Universo Infinito: en su extensión, acción y belleza.
La empatía es reveladora porque no solo nos descubre al otro sino también a nosotros mismos.
Nos gustan los encuentros y no las despedidas…, pero son la misma realidad.
Exasperarse en una circunstancia es olvidar lo más importante: nada es permanente.
Ser familia no es estar cerca o lejos sino ser un equipo en la misma dirección.
La telaraña en que estamos inmersos como seres vivientes es solamente eso: una frágil telaraña.
Quienes piensan y actúan que lo que tenemos (la Tierra) es para acabarla: están locos.
El silencio es Luz cuando se convierte en puente hacia las otras orillas donde falte la luz del dialogo, la comprensión, el perdón.

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