El amor es el que debe mover a los ritos; y no la obligación o el temor. Entonces, los ritos se llenan de alegría y energía creativa y recreativa, de otro modo, se vuelven aburridos y estériles. Como seres vivos necesitamos ser tratados asi: que el centro sea la vida y su promoción a nivel personal, social y ecológico. Ya no podemos solamente centrarnos en nosotros mismos, sino que tenemos que abrirnos y hacernos corresponsables de la suerte de la Naturaleza.
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