En la oración y el dialogo no necesitamos aspirar a ser expertos;
Por el contrario, cada día y ocasión es siempre una oportunidad que tenemos para aprender a orar y a dialogar. Aquí la experticia no se convierte en una “técnica” sino en un potencial y una habilidad.
Por otra, parte no tenemos que cansarnos ni darnos por vencidos en esta iniciativa de orar y dialogar todos los días y en toda ocasión. Es una actividad que prepara y hace factible el camino de la vida y de vivir.
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