miércoles, 24 de enero de 2018

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[09:47, 24/1/2018] Para los dictadores y afines, el tiempo no pasa en vano; poco a poco se van cavando su propio fin. Sus acciones son cada vez más horrendas, y compran y compran conciencias, instituciones… hasta que el remolino creado los absorbe en su propia vorágine de poder. Es lamentable el acompañamiento que hacen aquellas personas e instituciones de las que se esperaría fueran testigos de la verdad y la justicia. En Honduras hay una muestra del sacrificio y dignidad de un pueblo que aunque solo y abandonado de sus guías persevera en por la senda de la dignidad y la verdad.

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