Presentación. En el espíritu
de la práctica y herencia espiritual de Fr. Cosme Spessotto y pensando en un
alcance nacional a partir de su figura podemos y debemos construir caminos
nuevos de vida y convivencia; considerando no solo nuestra especie humana sino
la de todos los seres vivos del Planeta.
No. 1. “Nuevos desafíos para
todos”
1. Con beneplácito te compartimos
esta iniciativa que nace como lo hace un rio, de forma humilde pero con sueños
de vida comunitaria, abriendo espacios para que cada uno ponga lo mejor de sí
mismo para crear sendas de encuentro, renovación e inspiración humana, social,
cultural, espiritual.
2. “La mayor riqueza de un País
es su gente” y en este tiempo es la Tierra misma que está clamando por un nuevo
trato de gente más consciente de la necesidad de cuidar nuestro hogar común.
3. Nuestro País, a través de su
historia, cuenta con grandes valores que hicieron vida antepasados nuestros;
valores que hoy día siguen siendo una buena nueva como la lluvia para un lugar
desértico que anhela florecer y dar frutos.
4. En esta dirección, cada uno es
importante: sea para dar, sea para recibir. En el intercambio generoso se va
construyendo un mundo mejor.
5. Siempre será bueno que
reflexionemos, compartamos y construyamos juntos.
No. 2. La importancia de la
asociatividad
1. No basta afirmar que somos
seres sociables por naturaleza sino que hay que practicarlo. Hoy día se puede
decir que esta naturaleza del ser humano por diferentes motivos se ve
disminuida y hasta ausente.
2. Por lo mismo, toda iniciativa,
por pequeña que sea, es bienvenida para construir asociatividad.
3. Entendiendo por ello, la
capacidad de escuchar y retroalimentar. Es decir, desarrollar la capacidad de
establecer conversaciones positivas y enriquecedoras para todos los participantes.
La retroalimentación no es muy común porque tampoco es común la capacidad de
escuchar. No consiste en dar consejos ni en hablar de uno mismo sino en
contribuir a que el otro se aclare y conozca más a sí mismo.
4. Entonces, una buena asociatividad
comienza con una sana comunicación. Aquella donde el otro es importante. Esto
conlleva un aprendizaje mutuo para salir del “yoismo” y de la costumbre de dar
consejos. Considerando que lo que el otro necesita y le sirve es ser escuchado
y acompañado en su propio proceso de crecimiento personal.
5. Luego, de la raíz de la asociatividad pueden
surgir iniciativas comunitarias para bien de la sociedad y de nuestro planeta
Tierra. Nuevas formas de convivencia y de trabajo de manera de no afectar
negativamente a los otros ni al planeta. Obteniendo como consecuencia una mejor
calidad de vida y mejores alimentos productos de una Tierra más cuidada, más
limpia y mejor cultivada.