jueves, 31 de agosto de 2017

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Somos tierra; como ella siempre nos estamos renovando
La lluvia, el sol, el viento hacen su obra de vida en su seno y nuestro seno
No hay instante muerto
Todo es vida, color y gracia.

Construir la paz con armas es imposible
Es como pretender llenar el mar sin agua
La fuerza de la violencia siempre apuesta por la destrucción
Pese a todo hay que perseverar orando por la paz.

La sociedad esta tan enferma como la tierra
No podría ser de otro modo
Y entonces el trabajo y desafíos se duplican
Y requieren del trabajo de todos.

Vivir para contribuir a revivir la tierra y la sociedad
En cualquier tiempo y lugar que se encuentre
El ser humano, entonces,
Recobraría su condición.

Es la hora de la multiplicación de lo micro
De las así llamadas pequeñas iniciativas
Una manera de recuperar el protagonismo
Tan anulado por la globalización en manos de unos pocos.

Toda iniciativa y obra buena se multiplica por cien
Ningún pensamiento positivo queda estéril
Es energía que acrecienta el caudal de la vida

Promovida por el Espíritu en el mundo.



Soñamos porque nos anima la esperanza
Esperamos porque portamos fe
Caminamos porque creemos
Encontramos porque tenemos certeza.

La grandeza de la humildad
Llega al cielo
Aunque pase desapercibida
Entre los grandes y poderesos que no ven la pequenez

El milagro de vivir tiene que dar paso a vivir como un milagro
Es decir, dar paso que el amor haga su obra
Como lo hace en la flor y en la mariposa, sin poner obstáculos
Para que nuestro ser y el de los demás sean.

 En nuestro tiempo es más importante “reeducar” que educar
Ya su buen tiempo ha tenido la educación para dar frutos
La tierra y la sociedad necesitan de un nuevo trato
Que comienza en el alma de cada uno.

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