viernes, 16 de junio de 2017

414, jlfg, 160617

El Espíritu anima sin cesar

No hay excusa de saber que hacer

Tampoco de autoculparse

El mayor desafío: es la unión para emprender caminos nuevos.



Ser más significa tener más participación con los otros

De lo que se trata es de reconstruir el tejido social

Destruido intencionalmente

Y lo más perjudicial para cada uno.



La luna aguarda la noche para brillar

No compite con el sol, sabe esperar

Y hacer de la oscuridad un tiempo de paz y reposo

Claridad para que se despliegue el alma con todo su esplendor.



Del monologo al solipsismo

Pareciera es la tendencia de nuestro tiempo

Que de forma inexplicable los seres sociales se deforman

En construcciones ilógicas y carentes de sentido.



La ilusión de vivir se acrecienta con la precariedad

El mundo contempla el drama de migrantes

Seres que no tienen ni encuentran donde vivir

Por el caos que originan otros de esta especie.



El tiempo de los otros es sagrado

El silencio contribuye a su buen uso

Y la comunicación se vuelve más fecunda

Desde el quehacer y ser del otro como otro.



Mirar cerca es la mejor manera de mirar lejos

Desconocer el acontecer presente

Es una falsa estrategia

Que nos ciega a ver el futuro.



Recobrar la capacidad de compartir

Podría ser la virtud más importante de hoy

Un tiempo petrificado detrás de rejas de púas

Para no saber de nadie ni de quien soy.

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