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Las
palabras no transmiten nada si no portan coherencia.
Quienes
odian no saben lo que es perdonar: ni para darlo ni para recibirlo.
Cuando se
llega a pensar que ya no hay nada que aprender: se pierde el sentido para
vivir.
Lo
maravilloso no es la tecnología sino el buen uso que de ella se haga.
La
sensación de soledad la experimentan solamente aquellos que se imaginan que
están solos.
Si alguien
cree que ya ha llegado a la meta; claramente indica que se ha extraviado.
La noche no
se hizo para no ver sino para ver-se.
De nada
serviría que el sol brille, si el corazón porta las tinieblas del desamor.
Mirar al
otro es mirarse a sí mismo: no debería nunca faltar el amor.
Ni vengo,
ni estoy, ni voy… simplemente soy.
Oh!
Primavera, siempre generosa, silenciosa y bella: encierras tanto amor y
generosidad en frutos.
Hay quienes
corren y alcanzan el éxito anhelado… pero ignoran a donde han llegado.
Qué raro:
se denuncia tanto el pecado; y al mismo tiempo se convive con el sin más.
No
compartimos solo la abundancia sino también las necesidades para construir un
mundo nuevo.
Todo lo que
alimenta el miedo es de mal procedencia.
Sin
constancia no hay avance; solamente frustración.
Mientras
busquemos la luz en el exterior: estamos en el infantilismo espiritual.
No hay
camino “de” la vida; solamente camino “hacia” la vida; y llenos de vicisitudes
siempre.
La
charlatanería no tiene fundamento; solamente motivaciones innombrables.
La verdad
puede tardar en llegar; pero siempre llega, y el momento más impensado.
La comprensión
y el cariño son el bálsamo para sanar heridas y animar.
Vivir cada
momento: recibiendo, más que esperando. La esperanza no es esperar; es recibir.
Derribar la
apariencia es un desafío mayúsculo; pero necesario para salir de la niebla.
Los vientos
de guerra no cesan porque las fabricantes de armas los atizan.