130 – jlfg
El descanso repara las fuerzas; la
comunicación cura las heridas.
Los sistemas de mandatos y de creencias que
acumulamos, con frecuencia, se convierten en la piedra de tope para
evolucionar. Las verdaderas creencias no son rígidas sino flexibles, con la
capacidad de ir al unísono con los cambios. Nuestra naturaleza es el cambio y
la evolución. En este sentido, la Energía se une convirtiendo nuestros deseos
en realidades en lo que se refiere a ser mas humanos, permanecer en el
equilibrio o recobrarlo siempre que se necesite, para evitar dar paso a las
enfermedades (mente, cuerpo, emociones).
Las manos…, que inútiles se vuelven cuando
se olvidan de acariciar.
La paz siempre
se ha visto socavada por la ambición.
Para enterarnos
de las cosas más importantes, tenemos que cerrar los ojos. Para escuchar lo más
relevante, tenemos que adentrarnos en el silencio.
La Naturaleza
nos contempla como nos exterminamos innecesariamente: solo por la fuerza de la
ambición y la intransigencia.
Cada uno está en
el mejor lugar: para transformarlo.
El amor nos
lleva al encuentro con el otro; el egoísmo, a la mayor soledad desértica y
estéril.
Nos está tocando
presenciar el derrumbe de los rascacielos del mercado financiero de papel.
El consumismo no
conoce límites: es una aplanadora sobre las especies.
La aceptación del
“amen”: es punto de partida, liberado de ataduras del pasado.
La aceleración de
la frecuencia-tiempo no está interpelando: es hora de cambiar.
Los poderes se
remueven ante los cambios constitucionales que demanda la ciudadanía.
¡El mercado
desbocado ha acabado con el Planeta!
El fenecimiento
de muchas cosas da origen al surgimiento de nuevas iniciativas: el cambio de
sistema sigue su proceso…
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