sábado, 11 de mayo de 2013


130 – jlfg
El descanso repara las fuerzas; la comunicación cura las heridas.
Los sistemas de mandatos y de creencias que acumulamos, con frecuencia, se convierten en la piedra de tope para evolucionar. Las verdaderas creencias no son rígidas sino flexibles, con la capacidad de ir al unísono con los cambios. Nuestra naturaleza es el cambio y la evolución. En este sentido, la Energía se une convirtiendo nuestros deseos en realidades en lo que se refiere a ser mas humanos, permanecer en el equilibrio o recobrarlo siempre que se necesite, para evitar dar paso a las enfermedades (mente, cuerpo, emociones).
Las manos…, que inútiles se vuelven cuando se olvidan de acariciar.
La paz siempre se ha visto socavada por la ambición.
Para enterarnos de las cosas más importantes, tenemos que cerrar los ojos. Para escuchar lo más relevante, tenemos que adentrarnos en el silencio.
La Naturaleza nos contempla como nos exterminamos innecesariamente: solo por la fuerza de la ambición y la intransigencia.
Cada uno está en el mejor lugar: para transformarlo.
El amor nos lleva al encuentro con el otro; el egoísmo, a la mayor soledad desértica y estéril.
Nos está tocando presenciar el derrumbe de los rascacielos del mercado financiero de papel.
El consumismo no conoce límites: es una aplanadora sobre las especies.
La aceptación del “amen”: es punto de partida, liberado de ataduras del pasado.
La aceleración de la frecuencia-tiempo no está interpelando: es hora de cambiar.
Los poderes se remueven ante los cambios constitucionales que demanda la ciudadanía.
¡El mercado desbocado ha acabado con el Planeta!
El fenecimiento de muchas cosas da origen al surgimiento de nuevas iniciativas: el cambio de sistema sigue su proceso…

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