viernes, 20 de abril de 2012

Comparto algunas de mis refleiones



El milagro de la vida, no es vivir; sino ¡descubrir para que vivimos! La esencia de vivir es entregar. No hay mayor alegría ni más noble misión que ésta.

El mayor poder del silencio es su potencial creacional, interna y externamente… es como entrar en el rio que conduce la Energía de un lugar a otro y te deja su riqueza, para que tú la compartas con todos los seres que te rodean.

Así como la luz brilla en la noche, el amor no deja de brillar en medio de la atmósfera necrófila que cubre al planeta; es la Naturaleza que nos invita a recapacitar.

La mayor desgracia de la especie humana ha sido su desconexión de la Tierra. Y su mayor acierto será reconexionarse; condición sine qua non para sobrevivir.

La comunicación que buscamos  establecer con la realidad que no vemos pero que es tan y más real que todo lo que vemos y tocamos, es la fuente de Energía que baña todo el quehacer cotidiano. Esto lo hacen todos los seres. ¿Por qué no lo vamos a hacer los humanos?

La belleza, la armonía es el resultado del trabajo de cada día. No se construye de un día para otro, sino en la constancia y dedicación, muchas veces silenciosa y casi desapercibida. Los buenos hábitos siempre tienen sus buenos frutos. (Gracias, MC, jlfg

Los caminos existen, nos están esperando; solo tenemos que andarlos. Para ello necesitamos alivianar el equipaje. Mucho equipaje son muchas corazas. Las peores son las que están en la mentalidad. Gran parte de nuestra mentalidad se ha fraguado en la debilidad y el miedo…, el gran salto es a edificar sobre la base del amor.

Cada día hay que pintarlo, decorarlo… Esto se hace con amor. El amor empieza por la aceptación –en este caso, del día-. Este es el mejor punto de partida para hacer maravillas. El amor solo puede generar belleza.

¡La música hace milagros; no es algo neutral, sino que genera o acompaña las energías creativas que hay en el Planeta, no solo en los puntos finales (oyentes), sino también a su paso por los mares y continentes!

Lo más hermoso del silencio es su concierto; su multitud de voces que se unen para producir una esplendorosa luz que ilumina y alienta al caminante.

La esencia del ser es percibir. La percepción nos abre a mayores de espacios de libertad y de recepción. ¡En realidad, no tenemos que transformar, sino que tenemos que transformarnos!

No se trata de pretender ser fuertes o poderosos, sino de ser sensibles y con sentido común. La humanidad que nos falta no la busquemos encontrar dentro ni entre nosotros mismos, sino en  la Naturaleza que nos rodea.

A veces hay que llorar para expresar nuestra alegría. El amor es libre para expresarse, y se reinventa cada día. El amor es siempre una novedad que genera nueva vida cada vez que se lo permitimos.

Nuestro mayor tesoro es la capacidad de aprender. Nuestra apertura permite llenarnos, y nuestra cerrazón ocasiona nuestra asfixia.

La  más robusta es la Naturaleza…, porque se renueva; y la mas débil es nuestra especie, por la misma razón: que no se renueva.

¿Cómo podemos quejarnos de sentir sed sino tomamos agua? Es como si al fuego le reclamáramos por quemar si no lo apagamos. Liberarnos de las contradicciones es un buen principio para salir de la autoesclavitud.

Si creer es crear; entonces tenemos la llave para transformar todo nuestro ser, y pasar de  inadaptados a aliados de todos los seres que nos rodean. Es decir, comenzaríamos a estar en el Mundo no para destruirlo sino aceptar agradecidos sus múltiples cuidados que nos proporciona. 

Cuando nuestra mirada transmite amor, entonces, el otro se conmueve y vitaliza. Entonces, por la vida podemos ir construyendo o destruyendo, dependiendo de lo que transmitamos.

No es que mañana será o puede ser mejor; sino que Hoy es el tiempo y la oportunidad que todo sea mejor: ¡depende de nosotros! 

Cuando decimos “no tengo más fuerzas…”, estamos diciendo algo que niega nuestra esencia: Somos energía inagotable y en crecimiento sin límites.

No nos impresionemos por los milagros de cada instante, sino que debería preocuparnos no percibir nada extraordinario de todo lo que está ocurriendo en todo memento. Vivir en medio de lo luminoso es como vivir en el agua para el pez.

Cuando aprendemos a no hablar por hablar, entonces comenzamos a utilizar el lenguaje para transmitir energía transformadora: el alimento que está esperando el otro para respondernos de la misma manera. 

La comunicación es nuestra verdadera cuna: nacemos cuando nos comunicamos. Entonces nuestra mayor satisfacción en la vida debería ser permitir que los otros entren a la vida ingresando por la puerta del amor.

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