El milagro
de la vida, no es vivir; sino ¡descubrir para que vivimos! La esencia de vivir
es entregar. No hay mayor alegría ni más noble misión que ésta.
El mayor
poder del silencio es su potencial creacional, interna y externamente… es como
entrar en el rio que conduce la Energía de un lugar a otro y te deja su
riqueza, para que tú la compartas con todos los seres que te rodean.
Así como la
luz brilla en la noche, el amor no deja de brillar en medio de la atmósfera
necrófila que cubre al planeta; es la Naturaleza que nos invita a recapacitar.
La mayor
desgracia de la especie humana ha sido su desconexión de la Tierra. Y su mayor
acierto será reconexionarse; condición sine qua non para sobrevivir.
La
comunicación que buscamos establecer con
la realidad que no vemos pero que es tan y más real que todo lo que vemos y
tocamos, es la fuente de Energía que baña todo el quehacer cotidiano. Esto lo
hacen todos los seres. ¿Por qué no lo vamos a hacer los humanos?
La belleza,
la armonía es el resultado del trabajo de cada día. No se construye de un día
para otro, sino en la constancia y dedicación, muchas veces silenciosa y casi
desapercibida. Los buenos hábitos siempre tienen sus buenos frutos. (Gracias,
MC, jlfg
Los caminos
existen, nos están esperando; solo tenemos que andarlos. Para ello necesitamos
alivianar el equipaje. Mucho equipaje son muchas corazas. Las peores son las
que están en la mentalidad. Gran parte de nuestra mentalidad se ha fraguado en
la debilidad y el miedo…, el gran salto es a edificar sobre la base del amor.
Cada día hay
que pintarlo, decorarlo… Esto se hace con amor. El amor empieza por la
aceptación –en este caso, del día-. Este es el mejor punto de partida para
hacer maravillas. El amor solo puede generar belleza.
¡La música hace
milagros; no es algo neutral, sino que genera o acompaña las energías creativas
que hay en el Planeta, no solo en los puntos finales (oyentes), sino también a
su paso por los mares y continentes!
Lo más
hermoso del silencio es su concierto; su multitud de voces que se unen para
producir una esplendorosa luz que ilumina y alienta al caminante.
La esencia
del ser es percibir. La percepción nos abre a mayores de espacios de libertad y
de recepción. ¡En realidad, no tenemos que transformar, sino que tenemos que
transformarnos!
No se trata
de pretender ser fuertes o poderosos, sino de ser sensibles y con sentido común.
La humanidad que nos falta no la busquemos encontrar dentro ni entre nosotros mismos,
sino en la Naturaleza que nos rodea.
A veces hay
que llorar para expresar nuestra alegría. El amor es libre para expresarse, y
se reinventa cada día. El amor es siempre una novedad que genera nueva vida
cada vez que se lo permitimos.
Nuestro
mayor tesoro es la capacidad de aprender. Nuestra apertura permite llenarnos, y
nuestra cerrazón ocasiona nuestra asfixia.
La más robusta es la Naturaleza…, porque se
renueva; y la mas débil es nuestra especie, por la misma razón: que no se
renueva.
¿Cómo podemos
quejarnos de sentir sed sino tomamos agua? Es como si al fuego le reclamáramos
por quemar si no lo apagamos. Liberarnos de las contradicciones es un buen
principio para salir de la autoesclavitud.
Si creer es
crear; entonces tenemos la llave para transformar todo nuestro ser, y pasar de inadaptados a aliados de todos los seres que
nos rodean. Es decir, comenzaríamos a estar en el Mundo no para destruirlo sino
aceptar agradecidos sus múltiples cuidados que nos proporciona.
Cuando
nuestra mirada transmite amor, entonces, el otro se conmueve y vitaliza.
Entonces, por la vida podemos ir construyendo o destruyendo, dependiendo de lo
que transmitamos.
No es que mañana
será o puede ser mejor; sino que Hoy es el tiempo y la oportunidad que todo sea
mejor: ¡depende de nosotros!
Cuando
decimos “no tengo más fuerzas…”, estamos diciendo algo que niega nuestra
esencia: Somos energía inagotable y en crecimiento sin límites.
No nos
impresionemos por los milagros de cada instante, sino que debería preocuparnos
no percibir nada extraordinario de todo lo que está ocurriendo en todo memento.
Vivir en medio de lo luminoso es como vivir en el agua para el pez.
Cuando
aprendemos a no hablar por hablar, entonces comenzamos a utilizar el lenguaje
para transmitir energía transformadora: el alimento que está esperando el otro
para respondernos de la misma manera.
La comunicación es nuestra
verdadera cuna: nacemos cuando nos comunicamos. Entonces nuestra mayor satisfacción
en la vida debería ser permitir que los otros entren a la vida ingresando por
la puerta del amor.
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